Todo han sido buenas palabras y mejores deseos en el acto de clausura de la III Cumbre ASPA, que este inicio de semana ha reunido a los países de la Liga Árabe y de la Unión de Naciones Suramericanas (Unasur) en la capital peruana. Además de hacerse un llamamiento a la paz, al desarme nuclear y de un emocionado reconocimiento del Estado Palestino, también se ha firmado un acuerdo el que los países se comprometen para colaborar en la lucha contra los efectos del cambio climático.
Los firmantes, una docena de países sudamericanos y 22 árabes, se han comprometido en Lima en unir sus fuerzas para detener el avance de la desertización de la tierra, en concreto su cada vez más graves efectos que provocan degradación y sequías.
En concreto, el acuerdo contempla una cooperación técnica, científica y tecnológica entre todos ellos para frenar las consecuencias del impacto climático en sus países.
Las actuaciones las controlarán en ambas áreas el Instituto Nacional del Semiárido (INSA) de Brasil y el Centro Árabe para el EStudio de las Zonas Áridas y las Tierras Secas (ACSAD), respectivamente. Igualmente, el Ministerio del Ambiente peruano actuará de coordinador para que el acuerdo no quede en agua de borrajas y, más pronto que tarde, se vean resultados tangibles.
También se comprometen a crear una red de investigación que profundice tanto en el estudio de la reducción de la huella del calentamiento global como en la aplicación de protocolos para conservar, prevenir y recuperar áreas dañadas. También se dedicarán recursos a la formación de personal especialista en la mejora de zonas áridas para su desarrollo, así como a la identificación y protección de las especies vegetales nativas de cada región. En fin, la cosa pinta bien, veremos en qué acaban tan buenas intenciones.