Aunque, en realidad, son fenómenos conectados, la preocupación de los españoles por la contaminación del agua (46%), por la escasez de agua (45%) y por la contaminación del aire (42%) supera a la preocupación por las consecuencias que puede acarrear el cambio climático.
Así se desprende de la encuesta global de Nielsen 2011 sobre Medio Ambiente y Sostenibilidad. El estudio se ha realizado con más de 25.000 encuestas a través de Internet, realizadas en 51 países. A la pregunta de por qué los españoles no están preocupados por las consecuencias del cambio climático, el 37% de los encuestados contesta que hay otros problemas más graves en el mundo y a un 26%, incluso afirma que no le molestan esas consecuencias, ya que prefieren una temperatura más cálida.
Por otra parte, el 18% piensa que el calentamiento global no afecta a su vida personal diaria y el 16% cree que, de momento, no constituye ningún problema. Ahí tienen parte de razón: mañana no se va a acabar el mundo… pero ya veremos dentro de medio siglo. El problema es que enfrentarse al cambio climático exige hacerlo desde ya.
En cuanto a las prácticas sostenibles que fabricantes y tiendas de comestibles ponen en práctica, influyen en la decisión de dónde comprar y qué alimentos en un 68% de los consumidores españoles. Un 43% le influye «en cierto modo» que las materias primas no sean perjudiciales para el medio ambiente y a un 36% le influye mucho que los alimentos se elaboren utilizando prácticas laborales poco éticas. Sospecho que una cosa es lo que se dice y otra la que se hace. Y más, en tiempos de crisis.
Los productos que una gran mayoría de españoles considera que tienen efectos positivos sobre le medio ambiente son los productos con envoltorio reciclable, los dispositivos y electrodomésticos de bajo consumo energético y los elaborados o cultivados de forma respetuosa con el medio ambiente. Por países, los ciudadanos más preocupados por el cambio climático son los tailandeses, los mexicanos y los portugueses.