Prepararse para el clima extremo


Rajendra Pachauri, presidente del IPCC, ha presentado un informe dirigido, fundamentalmente, a los responsables políticos para que les sirva de ayuda sobre la manera de gestionar los riesgos en los desastres climatológicos y la adaptación a ellos. Se trata de ayudar a las comunidades más vulnerables a afrontar adecuadamente las consecuencias del cambio climático. En un mundo donde las desigualdades están a la orden del día, hay que ayudar a los más desfavorecidos en este asunto que nos concierne a todos.

En el informe se subraya la complejidad y la diversidad de los factores que configuran la vulnerabilidad de las comunidades frente a los extremos del clima. En algunos países y regiones pueden convertirse en desastres, mientras que en otros, aunque también afectados, lo serán en menor grado.

Qin Dahe, copresidente del Grupo de trabajo I del IPCC, ha manifestado que puede afirmarse que tanto las temperaturas diarias máximas como las mínimas han aumentado en todo el mundo y la causa es el aumento de los gases de efecto invernadero. En otras palabras, la actividad del ser humano es responsable del cambio climático.

Se están observando en algunas regiones variaciones de fenómenos extremos, como una mayor intensidad y duración de las sequías. Pero también hay que señalar que se considera que la tendencia en intensidad, frecuencia o duración de los ciclones tropicales a largo plazo no son fáciles de analizar.

A nivel global, los días cálidos lo serán aún más y con mayor frecuencia. En el escenario actual de emisiones elevadas es muy probable que la frecuencia de días cálidos aumente en la mayoría de las regiones del mundo, señaló el otro copresidente del Grupo de trabajo I, Thomas Stocker.

Las precipitaciones intensas también serán más frecuentes, mientras que en los ciclones tropicales la velocidad del viento aumentará. Sin embargo, el número de ciclones es probable que se mantenga constante o, incluso, que disminuya.

El clima extremo es difícil de controlar (a corto y medio plazo), pero lo que sí se puede es sentar unas bases científicas para adoptar decisiones acertadas en materia de infraestructura, desarrollo urbano, salud pública y seguros, así como para la planificación y gestión de los desastres, tanto a nivel local como mundial.

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