Si el mercurio alcanza los 30 grados centígrados en la ciudad australiana de Brisbane, los servicios de urgencias médicas habrán de redoblar esfuerzos, pues las ambulancias recibirán alrededor de un 10 por ciento más de llamadas. ¿Pero, por qué ocurre esto?
Según ha hallado un estudio centrado en la capital del estado de Queensland, al noreste del país, a partir de los 22 grados centígrados existe una relación entre el aumento de las temperaturas y un paralelo aumento de llamadas a las ambulancia, a razón de «1,2% de llamadas más por cada grado de temperatura por encima de los 22 grados», explica Shilu Tong, líder de esta investigador llevada a cabo por el instituto biomético de la Queensland University of Technology (QUT) .
Curiosamente, este aumento de las llamadas buscan la atención de enfermedades crónicas cardiovasculares, respiratorias o de otro tipo, una circunstancia que el mismo estudio relaciona con las típicas consecuencias que producen en la salud los eventos extremos de calor relacionados con el cambio climático.
El estudio de 784.000 asistencias ambulancia realizadas entre los años 2000 y 2007 concluye que el hallazgo podría ser una valiosa herramienta de predicción de cara al futuro, en el que aumentará la frecuencia e intensidad de las olas de calor con el agravamiento del calentamiento global. Su utilidad puede servir tanto para prevenir estos problemas mediante consejos a la población como para darle un buen servicio de atención médica. Igualmente, este estudio demuestra que las personas con problemas de salud crónicos (cardiopatías, aparato respiratorio, etc.) son vulnerables a los cambios de temperatura, sobre todo ancianos y niños.