Investigadores españoles han medido la degradación del suelo del planeta con un método denominado Análisis de Ciclo de Vida (ACV). Se trata de una metodología científica que analiza el impacto ambiental de las actividades humanas en el que por primera vez se incluyen indicadores de desertificación. Los resultados demuestran que el 38% del planeta son zonas áridas en riesgo de desertificación.
Este método, el ACV, ha mejorado a lo largo de los años. Sin embargo, no es fácil conocer con precisión el impacto ambiental sobre el suelo que causan actividades humanas como el cultivo de tierras o el pastoreo. Así lo cree Montserrat Núñez, autora principal del estudio e investigadora del Instituto de Investigación y Tecnología Agroalimentaria (IRTA). El estudio ha sido publicado en el último número de International Journal of Life Cycle Assessment y es el primero del mundo que incluye el impacto de la desertificación en el ACV a partir de la clasificación de quince áreas naturales o eco-regiones según su grado de aridez.
A través del uso simultáneo del ACV y de un Sistema de Información Geográfica (GIS, en sus siglas en inglés), los investigadores han demostrado que ocho de las quince áreas clasificadas están en peligro de desertificación. Esto supone el 38% de la superficie terrestre del mundo.
Las ocho áreas naturales en riesgo son las zonas marinas, las praderas, el Mediterráneo, la sabana, la estepa templada, el desierto templado, la estepa tropical o subtropical, y el desierto tropical o subtropical.
El mayor riesgo de desertificación (7,6 sobre 10) se encuentra en las regiones del desierto subtropical, esto es, África del norte, los países de Oriente Próximo, Australia, el suroeste de China y el margen oeste de América del Sur. Le siguen el Mediterráneo y la estepa tropical y subtropical, ambas con un 6,3 sobre 10 en la escala creada de riesgo de desertificación. Las zonas marinas y las praderas tienen menor peligro de desertificación con un 4 sobre 10.