Algunas plantas siguen la trayectoria del Sol. El ejemplo paradigmático son los girasoles. Y, en todo caso, crecen buscando sus rayos, crecen como yendo hacia él. Al fin y al cabo, les da la vida. Este hecho se conoce desde hace siglos. Sin embargo, los científicos no han lograron explicar cómo consiguen girar las plantas ni por qué ocurre.
Un equipo de investigadores europeos ha realizado descubrimientos que suponen casi el paso definitivo para resolver la cuestión. La clave está en la auxina, una hormona vegetal. Los descubrimientos de su estudio se han publicado en la revista Nature. Esta hormona, la auxina, ya suscitó el interés de Charles Darwin en el siglo XIX. Pero, hasta ahora, no se había logrado comprender bien su funcionamiento.
Una investigación realizada por científicos del Departamento de Biología de Sistemas Vegetales del Instituto de Biotecnología de Flandes (VIB) y de la Universidad de Gante (ambos en Bélgica) ha descubierto una nueva conexión entre los movimientos de la planta respecto al Sol y el transporte de la auxina por la planta. Según la investigación, la auxina se almacena en lugares específicos.
El transporte de la auxina por diferentes lugares de la planta desempeña una función compleja pero vital. Esta hormona se produce en las secciones en crecimiento de la planta y, posteriormente, se envía a otras partes de la misma donde es necesaria, incluido el tallo. Para que la planta pueda absorber de forma óptima y eficaz los rayos solares es preciso que el tallo se enderece lo antes posible. Para ello, se suministra más auxina a la sección inferior del tallo que a la superior. Así, aquélla crece más rápido y el tallo crece recto.
Según los autores, sus hallazgos pueden resultar beneficiosos, especialmente, para ingenieros agrónomos y agricultores. Este conocimiento más preciso sobre cómo funciona la auxina proporciona nuevas herramientas para conseguir que los cultivos crezcan de un modo más eficiente. Por ejemplo, incrementando la concentración de auxina en el momento y el lugar adecuado se podría conseguir un mayor y mejor crecimiento de las plantas, que redundaría en una mayor productividad de la cosecha.