Turismo y cambio climático


El Centro Español de Turismo Responsable (CETR), con la colaboración de la Asociación Española de Profesionales del Turismo (AEPT), celebró a principios de junio el Día Mundial del Turismo Responsable, un día que se consolida como una reivindicación del papel activo que el turismo debe asumir hacia una mayor responsabilidad con los destinos. Se debatieron cuestiones esenciales que afectan al turismo frente a las alteraciones climáticas.

La jornada fue presentada por el presidente de la AEPT, Andrés Encinas, quien resaltó la importancia del asunto para los profesionales del turismo y la necesidad de comenzar por asumir las herramientas básicas, como el Código Ético Mundial para el Turismo de la OMT, que ayudan a la industria turística a asumir su posición en el desarrollo sostenible y a recuperar el ámbito humano en el turismo.

Por su parte, la presentación del cofundador del Centro Español de Turismo Responsable y Vicepresidente de EARTH-European Alliance for Responsible Tourism and Hospitality, José María de Juan, se centró en la necesidad de asumir una actitud positiva y una mayor sensibilidad hacia este fenómeno. Para ello, hay sistemas de sostenibilidad que ayudan a los operadores turísticos, como TRAVELIFE, así como códigos de conducta que ayudan a los turistas, como el Vademécum de EARTH.

Por su parte, Javier Benayas, del Departamento de Ecología de la Universidad Autónoma de Madrid, presentó la ponencia Huella de carbono, turismo y espacios naturales protegidos de interés mundial. Citó un estudio sobre cambio climático que evidencia que, a pesar de que las causas humanas (59,1%) sean claramente mayoritarias en este cambio, la preocupación social activa ante este fenómeno ha descendido en los últimos años. Además, presentó dos casos prácticos de destinos referenciales ante el turismo y el cambio climático, desarrollados en la Antártida y en las islas Galápagos.

En el primero de ellos, desde 1966, existe un rápido crecimiento de visitantes, dando lugar al deterioro visible de las condiciones ambientales. La emisión de CO2 por pasajero alcanza valores de entre 5,44 y 9,34 toneladas, según diferentes estudios, lo que llega casi a triplicar el CO2 total generado por un español en un año. Esto ha dado lugar al establecimiento de nuevas reglas para el turismo, reduciendo el tamaño de los barcos que acceden a la Antártida, entre otras medidas.

Las islas Galápagos, por su parte, es un destino mítico del ecoturismo mundial. Pero se ha constatado el peligro en el que se encuentran debido al crecimiento turístico incontrolado y la evolución hacia la masificación y la baja calidad (con 173.000 turistas en 2010). Todo ello ha causado la migración de especies y el aumento de la pesca ilegal, creando un ambiente más propicio para las especies invasoras y el deterioro de las islas. Un turismo cada vez más amenazante y de baja rentabilidad para las islas.

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