Al menos 23 personas han muerto en Filipinas por la tormenta tropical Saola, que ha causado inundaciones en todo el país en los últimos días. Miles de personas han sido evacuadas, según han informado fuentes oficiales. Según el Centro Nacional de Prevención de Desastres, diez de las víctimas murieron ahogadas, otras ocho fueron golpeadas por árboles derribados por las riadas y el vendaval, una pereció al encallar el barco en el que viajaba, dos resultaron electrocutadas y, otras dos, sepultadas en desprendimientos de tierra.
Las inundaciones causadas por la tormenta afectan, hasta el momento, a más de 330.000 personas, de las que 180.000 reciben atención dentro y fuera de los centros de evacuación instalados por las autoridades.
Una mezcla de copiosas lluvias y fuertes vientos continúan en el norte del país, lo que puede producir riadas en las zonas costeras y en áreas cercanas a algunas presas que se encuentran ya al límite de su capacidad.
Grandes áreas de la capital, Manila, están anegadas. Las escuelas tuvieron que cerrar y, también, algunos centros de trabajo, incluida la Embajada de Estados Unidos, ubicada junto a la bahía de Manila. La tormenta también ha destruido, al menos, 29 carreteras y tres puentes y ha afectado a más de 2.700 viviendas, según los datos oficiales.
El Servicio de Estudios Meteorológicos (Pagasa) indicó que la tormenta se encuentra a más de 360 kilómetros al norte de la isla de Luzón y llegará a Taiwan. Se teme que, en los próximos días, pueda llegar también a las costas de China. Cada año, en Filipinas, durante la estación lluviosa, que comienza en mayo y concluye en noviembre, se producen entre 15 y 20 tifones y tormentas tropicales.
La mayoría de vuelos nacionales han sido cancelados, así como algunos de los internacionales. Los trenes detuvieron su funcionamiento mientras el tifón seguía su camino hasta la menos poblada y montañosa costa este de Taiwan.