El sistema mundial de comercio de carbono, el método para que los países ricos compensen sus emisiones contaminantes financiando proyectos verdes en países pobres, ha colapsado, se ha derrumbado, es insostenible. Un sistema insostenible en una economía que quiere ser sostenible. La contradicción es máxima.
La financiación para los países en desarrollo, los países que más lo necesitan y, a menudo, también los países que más sufren las consecuencias nefastas del clima y los que menos contribuyen al calentamiento global, está en peligro.
Miles de millones de dólares que, a través de las Naciones Unidas, se establecieron para proyectos que permitieran reducir las emisiones de gases de efecto invernadero, como parques eólicos y paneles solares, reforestación y otros, que no llegan o no se usan apropiadamente.
Un grupo de expertos convocados por la ONU ha señalado que el sistema, conocido como los Mecanismos de Desarrollo Limpio (MDL), se encontraba al borde del rescate. Si los MDL colapsan, en un futuro, será más difícil obtener financiación para ayudar a que los países en desarrollo reduzcan las emisiones de carbono.
Los MDL se han derrumbado, entre otras razones, porque los Gobiernos no lo toman en serio, según señala un ex alto funcionario de la ONU. Los gobiernos necesitan tranquilizar a los inversores, que han invertido miles de millones en el mercado.
Los gobiernos se reunirán en Qatar el próximo diciembre para discutir sobre cómo afrontar el cambio climático. Pero no todos quieren endurecer los objetivos de reducción de emisiones para 2020.
El sistema fue creado dentro del marco del Protocolo de Kioto, en 1997, tras años de debate. Hasta 2005 no entró en vigor. Desde entonces, se han creado créditos para los MDL por miles de millones de dólares. Pero países como Estados Unidos, China, la India o México no están obligados a reducir las emisiones en virtud del tratado. Europa sí lo hace, pero la recesión y la crisis de la eurozona han reducido la actividad industrial y las cuotas de carbono son demasiado generosas para la situación actual. Para empeorar las cosas, la fase actual del Protocolo de Kioto termina este año. De las principales economías del mundo, sólo la UE se ha comprometido a continuar.