Yakarta, la capital de Indonesia ha quedado paralizada por las inundaciones causadas por las fuertes lluvias. Han muerto, al menos, cuatro personas (según el periódico The Jakarta Post, dos de ellas eran niños de trece y dos años), mientras que miles de personas se han quedado sin hogar. Hay unas 20.000 durmiendo en las mezquitas de la ciudad, en edificios oficiales y refugios temporales.
Algunas carreteras y vías férreas se han tenido que cortar y miles de trabajadores no han podido llegar a su trabajo. En el centro de Yakarta, el Hotel Landmark, un hotel de lujo, ha quedado inundado. El agua llegaba hasta la cintura de los sorprendidos huéspedes que pasaban por la entrada.
El presidente Susilo Bambang Yudhoyono retrasó una hora y media una reunión oficial que tenía prevista con la presidenta argentina, Cristina Kirchner. Dio la orden de abrir una compuerta del canal cercano al Palacio Presidencial. El gobernador de la ciudad declaró el estado de emergencia. En algunas zonas, el agua llegaba hasta la cintura. A los pocos días, la lluvia ha cesado y las aguas comenzaron a bajar en algunas barrios, pero en otros aumentaba.
Las lluvias torrenciales y las inundaciones son algo habitual en Yakarta. Sin embargo, raramente afectan al centro de la ciudad, donde se concentra el sector financiero y empresarial. En esta ocasión, varias empresas, así como organismos del Estado, se vieron obligadas a cerrar por falta de personal.
El centro de la ciudad nunca se inundaba
En otros barrios, los más afectados, se podía ver a personas vadeando las riadas con el agua casi hasta el cuello. Hubo lugares con una inundaciones de hasta dos metros de profundidad. Incluso parte de los terrenos del palacio presidencial se inundaron.
El estado de emergencia se mantendrá hasta el 27 de enero. El transporte aéreo no se interrumpió. La red eléctrica se cortó en algunas zonas, sobre todo, para evitar el peligro de electrocuciones.
La última inundación grave en Yakarta fue en 2007. Entonces, al menos cuarenta personas murieron y cientos de miles de personas se tuvieron que abandonar sus hogares.