Las conclusiones de un nuevo informe estadounidense sobre los efectos del cambio climático reafirman las previsiones realizadas por expertos sobre la que nos espera y confirma a su vez la vinculación existente entre los eventos extremos y el calentamiento global.
Con el título Impactos costeros, adaptación y vulnerabilidades: un aporte técnico a la Evaluación Nacional del Clima 2013, este informe realizado por científicos concluye que ha de reforzarse la planificación para que las zonas costeras de Estados Unidos puedan capear el impacto del cambio climático.
Para analizar la cuestión se consideraron factores ambientales, pero no de forma aislada, pues los efectos han de valorarse en función de las economías y comunidades humanas que habitan la costa o que pueden verse influidos por lo que en ella ocurra. De este modo, la población afectada abarca mucho más de lo que pudiéramos creer en un principio.
Planificar para adaptarse
Es más, podríamos afirmar que además de las personas y ciudades que sufran directamente inundaciones, subida del nivel del mar o eventos extremos , sus efectos se sienten también tierra adentro de muy distinto modo. Al margen de las transformaciones que conlleve el cambio climático en zonas de interior, habrá una influencia indirecta pero no por ello menos importante sobre éstas.
Para preservar los ecosistemas costeros, siempre según el informe, se hacen necesarios instrumentos de planificación que permitan preservar los recursos mediante la adaptación a estos cambios. Urge actuar, por lo tanto, tal y como afirma Margaret A. Davidson, científica de la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica (NOAA):
Sandy (el huracán) nos mostró que los estados costeros y las comunidades necesitan estrategias, herramientas y recursos eficaces para preservar, proteger y restaurar los hábitats costeros y las economías en situación de riesgo de los actuales problemas ambientales y del cambio climático.
La urbanización de las costas también es otro de los posibles peligros u obstáculos que señala el informe. En concreto, se afirma que es un cóctel explosivo junto con los eventos extremos, pudiendo afectar a la sostenibilidad de las economías que dependen de distintas actividades costeras, como la pesca o el turismo, sin ir más lejos.