Algunas regiones de Perú y Bolivia han sufrido lluvias torrenciales que han provocado terribles inundaciones y deslizamientos de tierra. En Perú, las regiones del sur de Arequipa e Ica fueron las más afectadas. En la provincia de Arequipa, cayeron unos 120 mm de lluvia en siete horas. Arequipa es una región muy seca, por lo que esta cantidad de lluvia en tan poco tiempo resulta un peligro pues la tierra no tiene tiempo de asimilarla.
Aunque ésta es la temporada más húmeda de la región, la media de precipitaciones está en 36 mm. Unas 50.000 personas se han visto afectadas por esta lluvia extrema y han muerto, al menos, seis personas.
Ha sido declarado el estado de emergencia en la zona devastada por las inundaciones. Casas y automóviles han sido arrastrados por las aguas y más de 20 kilómetros de carreteras han quedado destruidas. Muchas personas han perdido todas sus pertenencias.
La lluvia también dejó varias zonas de la región sur de Perú sin electricidad y sin líneas telefónicas. El presidente regional de Arequipa, Juan Manuel Guillén, y el primer ministro peruano, Juan Jiménez, recorrieron las zonas devastadas por las inundaciones para ver el alcance de los daños. Se han preparado 55 toneladas de ayuda para las víctimas.
El servicio de trenes del Machu Picchu, famoso destino turístico, fue suspendido debido a las inundaciones en la zona. El cierre fue sólo una medida preventiva. El tren no ha sufrido daños y se pondrá en funcionamiento en unos días.
Cultivos afectados
En Bolivia, también ha habido inundaciones que afectaron a muchas partes del país, incluida la capital, La Paz. Algunos cultivos han quedado destruidos y medio centenar de viviendas han sido dañadas, tras el desbordamiento, en Huayllani, del río Achumani.
Una gran parte del sur de La Paz se ha cubierto de lodo y escombros y los puentes han sido arrastrados por la fuerza del agua. Incluso la maquinaria pesada utilizada para dragar los ríos ha sido barrida por el río Achumani. Las lluvias han causado 18 muertos desde noviembre, mientras que 8.700 familias han sido afectadas. Cerca de 6.000 hectáreas de cultivos se han echado a perder.
La temporada de lluvias en Perú y Bolivia se prolongará hasta finales de marzo. El riesgo de inundaciones, pues, continúa.