Las emisiones mundiales de dióxido de carbono por la quema de combustibles fósiles están en su mejor momento, es decir, en un momento pésimo de cara al calentamiento global. Fuera bromas, al cuestión es realmente seria, pues durante el último año ha aumentado terriblemente, llegando a establecer un récord de emisiones desde 1959, primer año del que se tiene registro de los niveles de CO2.
Los datos recabados por la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica (NOAA) de Estados Unidos no permiten ser optimistas en la consecución de los objetivos climáticos. En concreto, será difícil, si no imposible, limitar a 2 grados el ascenso de la temperatura para el año 2020, según el famoso objetivo del Acuerdo de Copenhague, establecido en la COP del 2009.
Recordemos que las temperaturas globales han aumentado 1,5 grados centígrados desde 1800, es decir, desde el inicio de la época industrial y que se estableció un límite voluntario en 2009 para que en el 20020 éstas no superaran los 3,6 grados centígrados con respecto a la época preindustrial. Una meta que va convirtiéndose en utopía conforme van pasando los años y no se alcanzan acuerdos climáticos vinculantes ni se combate el cambio climático.
Las emisiones se han disparado
Tal y como acaba de informar la NOAA, se observa aumento de dióxido de carbono de 2,67 partes por millón desde 2011, el más alto de emisiones de gases de efecto desde 1959.
El uso o, mejor, el abuso descontrolado de combustibles fósiles en China y en otros países en desarrollo en particular, además del resto del mundo en general, ha disparado las emisiones globales de carbono.
Los expertos advierten que estas cifras son una nefasta noticia para el medio ambiente o, lo que es lo mismo, para el futuro del planeta. Las emisiones aumentan a un ritmo que no esperaban los científicos, por lo que las proyecciones habrán de rehacerse y las perspectivas no son nada buenas.