Los efectos el cambio climático impactan de forma negativa en las dehesas y montes, lo que obliga a que su gestión deba adaptarse para afrontar las nuevas condiciones tanto medioambientales como climáticas en la Tierra. Una nueva forma de gestionarlas permitiría aumentar la reproducción de los encinares y mejorar a su vez otros indicadores.
Qué sucede
Estas son algunas de las principales conclusiones que se desprenden del análisis realizado por un equipo de investigadores del Museo Nacional de Ciencias Naturales (MNCN-CSIC) y la Universidad Nacional de Comahue de Argentina.
El estudio se ha centrado en analizar cómo influyen los cambios en el clima y el grado de dispersión de los árboles en la regeneración de paisajes agroforestales fragmentados como las dehesas y montes.
La investigación, que se ha publicado recientemente en la revista Frontiers in Ecology and Evolution, refleja que el mantenimiento de estos sistemas de alto valor ecológico y económico en un escenario de cambio climático debe basarse en alternar áreas con alta densidad de vegetación con otras zonas abiertas. Un cambio que, para los investigadores, tiene que hacerse de forma periódica.
Hacer un cambio en la gestión de las dehesas es importante porque son zonas protegidas por la directiva de hábitats al tener un alto grado de diversidad biológica. Es fundamental así establecer un modelo de gestión adecuado a las nuevas condiciones ante el cambio climático, pero que a su vez permita su explotación económica sin comprometer la sostenibilidad de cara al futuro.
Parámetros
El estudio se ha centrado también en otros parámetros para lo que se han monitorizado poblaciones de encinas del Parque Nacional de Cabañeros entre 2001 y 2018. El objetivo ha sido medir el cambio de fecundidad de los árboles y establecer los primeros estadios de desarrollo de la planta.
Los datos reflejan que las sequías anuales más intensas reducen el esfuerzo reproductivo y aumentan el aborto de las bellotas y su depredación por insectos. El aumento de la polinización en primavera no es suficiente para compensar estos efectos de las sequías.
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