Las aerolíneas estadounidenses no quieren pagar por el CO2 emitido


Esta claro que hay muchas empresas y no pocos países que aún no se han dado cuenta que la lucha contra el cambio climático es una cosa de todos. Que no sirve de nada que algunos tomen medidas mientras otros siguen comportándose como si el desastre climatológico no existiera.

En este sentido, la Asociación de Aerolíneas Europeas (AEA) ha solicitado a la Comisión Europea que actúe con urgencia para evitar que las compañías aéreas de Estados Unidos escapen al pago por las emisiones de dióxido de carbono (CO2), que entrará en vigor en 2012.

La AEA ha celebrado una reunión con el Ejecutivo de la Unión Europea para denunciar las implicaciones de la nueva legislación que está discutiendo el Congreso de Estados Unidos. En esta nueva normativa, se podría prohibir la participación de las aerolíneas del citado país en el sistema europeo de comercio de derechos de emisiones (ETS, por sus siglas en inglés). La aviación entrará en este sistema ETS europeo a partir de 2012, lo que en la práctica se traduce en la obligación para las compañías de pagar por el dióxido de carbono que emitan los vuelos que salgan o lleguen a la UE. El que contamina, paga.

Algunos países no comunitarios consideran que tal normativa entra en conflicto con su soberanía. Estados Unidos es uno de estos países y su posición se está perfilando en esta nueva legislación, aún en trámite para su aprobación.

La AEA reconoce, en un comunicado, que el sistema europeo tiene defectos, pero considera que la normativa estadounidense no es aceptable. Han recalcado que «si se adopta, sólo aumentará las tensiones entre la Unión Europea y Estados Unidos, ya que los estados miembros están obligados por la directiva ETS a garantizar su cumplimiento».

La solución puede pasar por negociar un enfoque sectorial global dentro de la Organización Internacional de la Aviación Civil. La AEA ha señalado en un comunicado que «todas las partes deberían dedicar su energía a encontrar soluciones para hacer frente a los imperativos medioambientales». El medio ambiente es cosa de todos y el cambio climático es un problema que nos afecta a todos y, por tanto, todos deberíamos aportar algo.

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