Animales que buscan refugio bajo tierra ante el calentamiento global


El actual no es el primer cambio climático que se produce en la Tierra, aunque sí es el primero originado por el ser humano. En otras épocas, ha habido cambios en el clima, como durante las glaciaciones, que se alternaban con periodos interglaciares. Investigadores del departamento de Zoología y Antropología Física de la Universidad de Alcalá, junto con científicos de otros centros de investigación, estudian cómo esos cambios climáticos obligaron a muchas especies a buscar refugio bajo tierra, especies subterráneas que ya no podrían sobrevivir en la superficie.

Vicente M. Ortuño, Gonzalo Pérez Suárez y José Domingo Gilgado trabajan un proyecto de investigación concedido por el anterior Ministerio de Ciencia e Innovación con el objetivo de estudiar el medio subterráneo superficial (MSS) en la Comunidad Valenciana como hábitat de fauna.

Los científicos estudian el conjunto de intersticios y huecos que se forman cuando se fisura y fragmenta la roca madre, lo que constituye las montañas y zonas profundas del suelo. Hasta hace treinta años se estudiaba la fauna de las cuevas. Pero se descubrieron las microcavernas, más superficiales y de apenas unos centímetros de anchura. Para los insectos, son lugares perfectos para refugiarse y protegerse de los rigores del clima.

Los MSS se suelen encontrar en zonas de montaña y, allí, pueden cohabitar especies de la superficie que acceden accidentalmente, especies subterráneas adaptadas y que no pueden salir de ahí, y otras a medio camino evolutivo entre esas dos formas de vida, que buscan lugares frescos y sombríos, aunque también viven en el exterior.

La fauna relicta son especies animales que, en otro tiempo, eran más numerosas y tuvieron mayor distribución, pero que, cuando el entorno se volvió inhabitable para ellas, quedaron aisladas en enclaves favorables, como el MSS. Las especies estenoicas epiedáficas son las que viven habitualmente por encima del suelo, pero a las que no les vale cualquier tipo de ambiente para vivir y necesitan unas condiciones concretas de temperatura y humedad que encuentran en el subsuelo.

Estos científicos han elegido la Comunidad Valenciana porque no hay ningún MSS estudiado en ella y por ser una zona que ha sufrido un proceso de desertización muy marcado, acelerado por el uso humano. El proyecto investiga estos espacios subterráneos superficiales (el MSS), su temperatura, su humedad y su fauna, así como la que habita en superficie, para determinar la composición de especies, cuáles se refugiaron en tiempos pasados y cuáles lo están haciendo más recientemente.

También permitirá descubrir qué zonas tienen mayor diversidad para aumentar la protección. Esto posibilitará establecer modelos que predigan qué fauna estaría más amenazada en caso de un calentamiento global y cuál estaría en condiciones de refugiarse en el medio subterráneo.

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