La publicación del primer Atlas de salud y el clima de Naciones Unidas es una compilación de investigaciones científicas que apoyan la afirmación de que el futuro de la humanidad depende en gran medida de un clima cada vez más enloquecido por el cambio climático.
En concreto, la publicación ha sido elaborada por la Organización Mundial de la Salud y la Organización Meteorológica Mundial, ambas agencias pertenecientes a la ONU, y sus autores no dudan en decir que los eventos climáticos extremos, como las olas de frío, calor, los huracanes, etc. se cobran la vida de miles de personas cada año. Pero no sólo eso, porque sus consecuencias las sufren millones de habitantes en forma de pérdidas económicas y de un importante desgaste psicológico.
Así, inundaciones, ciclones, sequías, huracanes, etc. son más virulentos a consecuencia de la alteración climática que provoca el calentamiento global, y ello afecta a la seguridad sanitaria, pues la relación entre salud y clima es clave.
Un efecto dominó
El atlas profundiza en las consecuencias sanitarias que provoca el cambio climático y señala que el clima afecta a la relación entre salud y clima, pues este binomio, a su vez, resulta afectado por otras situaciones que también son vulnerables, como las condiciones socio-económicas o ambientales en las que viven los grupos humanos.
La incidencia de las enfermedades se espera hasta 100 veces mayor en algunos lugares, especialmente de la malaria, el dengue, la meningitis y el cólera. Pero no hay patrones fijos ni previsiones, pues la tónica general que se espera es una importante irregularidad de año en año.
Sin embargo, el atlas sí advierte que las olas de calor serán mucho más frecuentes en el futuro próximo. De ocurrir cada dos décadas podrían producirse con un promedio de entre 2 y 5 años sólamente. Y ello, lógicamente, la sequía y el calor extremo afectan a la propagación de enfermedades.