China contamina, pero otros países compran lo que produce


La ex ministra de Medio Ambiente y actual embajadora de España ante la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), Cristina Narbona, ha afirmado que España está muy cerca de cumplir su propio objetivo de compromiso para reducir la emisión de gases que causan el calentamiento global.

Según Narbona, esto es debido a diversos factores, entre otros, la reducción de la actividad industrial a causa de la actual crisis económica y el aumento del uso de las energías renovables. Así lo ha manifestado en el seminario «Europa y la Gobernanza global», celebrado de la Universidad Internacional Menéndez Pelayo (UIMP).

La Unión Europea ha desempeñado, desde 1992, cuando se celebró la Cumbre de la Tierra de Río de Janeiro, un importante papel en la lucha contra los efectos negativos del cambio climático y la contaminación, pues ha sido la única región que se ha tomado en serio la reducción de emisiones y que destina el 20% del presupuesto a acciones para disminuir la contaminación.

Por este esfuerzo común, las emisiones de la Unión Europea sólo representan el 14% del total global. Ahora, según la ex ministra Narbona, toca convencer a otros países para que también reduzcan sus emisiones. En concreto, ha señalado a Estados Unidos y China, que emiten más del 40% de las emisiones globales.

Narbona ha señalado que más de la tercera parte de las emisiones que produce un país emergente como China se deben a la producción de bienes que exporta a países desarrollados. Por tanto, existe una cierta hipocresía en el modelo económico mundial: China produce las emisiones, pero son otros países los que disfrutan de esos bienes y servicios. La conclusión está clara: para que China reduzca sus emisiones, el resto del mundo tiene que consumir menos.

También hay que destacar que China es el país que más está invirtiendo en energías renovables, por encima de Europa y Estados Unidos, por lo que, en unos años, la situación será muy distinta.

Finalmente, la ex ministra de Medio Ambiente opina que el mundo está abocado a cambiar los modelos energéticos aunque no existiese el cambio climático, pues el modelo actual (léase la dependencia del petróleo y el gas) tiene fecha de caducidad.

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