Para que se produzca lo que conocemos como gota fría, un periodo de tiempo en el que bajan drásticamente las temperaturas y se producen lluvias y tormentas, se tienen que producir una serie de condiciones meteorológicas, una alta humedad, altas temperaturas en la superficie (una burbuja de aire caliente y húmedo) que se junta con la llegada de una borrasca de aire frío de altura procedente del norte.
Al final del verano, suelen crearse estas condiciones en el levante español, produciendo fuertes tormentas con lluvia y, a menudo, granizo, en la costa mediterránea de la Península Ibérica.
En realidad, el término «gota fría» no es muy acertado. Los profesionales de la Meteorología usan un término más técnico: Depresión Aislada en Niveles Altos (DANA). Las gotas frías, al contrario que otros fenómenos climatológicos extremos, son perfectamente predecibles. Las nuevas tecnologías permiten predecir qué altura alcanzará el torrente de agua a su paso por calles y pueblos.
El mar Mediterráneo tiene un tamaño pequeño: durante el verano, se calienta mucho, produciendo gran cantidad de vapor de agua. Eso es lo que hace casi inevitable que todos los años se produzca alguna gota fría en el Levante. El fenómeno puede llegar a regiones del interior de la Península, como Madrid, Toledo o Ciudad Real, así como a otros países europeos.
En pocas horas, se forman grandes nubes tormentosas, de tipo cumulonimbos, que descargan una fuerte lluvia, normalmente acompañada de carga eléctrica y granizo. Aunque este tipo de tormentas son muy dañinas por sí mismas, las catástrofes también están relacionadas con la actividad humana, especialmente a causa de la ordenación del territorio. La DANA no se puede evitar, así que no queda otra que prepararse para su llegada. Los ciudadanos saben qué va a llegar, pero no saben qué hacer.
Entre otras medidas, se deben retirar los coches de las zonas inundables para evitar que sean arrastrados por la corriente y acaben atascando un puente hasta producir su derrumbe, como ha ocurrido recientemente. Y, en general, se deben llevar a cabo más y mejores campañas de información y concienciación en las que participen meteorólogos, psicólogos sociales, responsables de protección civil y comunicadores.
El hombre ha perdido su capacidad de asombro y lo mas importrante, su fe. A entrado en un mundo relativista ya nada es absoluto, todo le da lo mismo, ha perdido la confianza y la esperanza. La naturaleza le esta advirtiendo a traves de estos fenomenos, pero el hombre no reacciona, esta como dormido, la ciencia por otro lado no se pone de acuerdo y hace planteamientos solidos, creibles y bien fundamentados para que los gobiernos cada uno de ellos haga realmente lo que le corresponde o seran sancionados por aquellos organismos consecuentes con esta lucha que es de todos. Aqui esta en juego la supervivencia de la humanidad. Que Dios nos apare.