Dos décadas después de que las Naciones Unidas establecieran la Convención Marco sobre Cambio Climático para prevenir la peligrosa interferencia de la mano del hombre en el sistema climático de la Tierra, el Ártico muestra los primeros signos de un cambio climático peligroso. Así lo asegura un grupo de científicos, liderado por el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), en un artículo publicado en la revista Nature Climate Change. Según estos investigadores, el Ártico sufre algunos efectos que, de acuerdo con el Panel Intergubernamental del Cambio Climático (IPCC), que muestran que la velocidad del calentamiento supera ya a la de adaptación natural de los ecosistemas.
Por otra parte, las comunidades esquimales o inuits están viendo peligrar su seguridad, su salud y sus actividades culturales tradicionales. Los expertos aconsejan alertar con tiempo de tales cambios, para mitigar sus causas cuanto antes y reconstruir la capacidad de adaptación y recuperación de ecosistemas y comunidades.
Es, según han señalado, la primera evidencia clara de un cambio climático peligroso y, sin embargo, parte de los científicos y los medios de comunicación están sumidos en otros debates, como cuándo va a llegar el punto de inflexión. Pero, cuando llegue, ya no se podrá hacer nada.
Por ello, este grupo de científicos quiere que la atención se dirija hacia la formulación de políticas para evitar esos cambios abruptos y, en el peor de los casos, irreversibles.
Los umbrales de inflexión son los puntos críticos dentro de un sistema cuyo estado futuro puede verse alterado cualitativamente por pequeñas perturbaciones. Los elementos de inflexión, por otra parte, son los componentes del sistema Tierra que pueden mostrar puntos de inflexión.
Según los científicos, el Ártico presenta la mayor concentración de elementos de inflexión potenciales del planeta, entre otros, el hielo oceánico, la placa de hielo de Groenlandia, las regiones de formación de aguas profundas del Atlántico Norte, los bosques boreales, las comunidades de plancton, el permafrost y los hidratos de metano marinos.
El Ártico es una región propensa a mostrar cambios abruptos y que pueden afectar al sistema Tierra global. Se necesitan, en definitiva, políticas más preventivas.
La propia reacción humana al cambio climático en el Ártico, que supone un aumento de actividades como el transporte, la navegación y la explotación de recursos, puede contribuir a acelerar los cambios que ya están sucediendo.
A largo plazo, restringir las emisiones acumulativas de dióxido de carbono es esencial para ralentizar elementos de inflexión como la placa de hielo de Groenlandia.