Las consecuencias del cambio climático siguen creciendo día tras día al conocerse cada vez más impactos por las investigaciones que se llevan a cabo. Una de las últimas ha detectado que también tiene efectos en el color de las aves. Y es que estas especies se estarían decolorando.
El estudio
El impacto del cambio climático no solo afecta a la reproducción de las aves. También tiene efectos sobre otros rasgos como los ornamentos de muchas especies animales, que son claves porque indican, por ejemplo, su condición física, salud o personalidad.
Su importancia también radica porque proporcionan información sobre lo que cuesta producir. Es decir, solo los individuos de más alta calidad de una especie son capaces de producir los ornamentos más llamativos.
Y estos costes de producción varían en función de las condiciones ambientales. De este modo, si estas condiciones son buenas y, por ejemplo hay mucho alimento, los ornamentos son más baratos de producir que en condiciones ambientales malas como sucede cuando escasea la alimentación.
Esto implica que si las condiciones ambientales siguen empeorando por el cambio climático, habrá más costes para esta producción. Además, al ser la energía disponible limitada de un individuo, los costes de las señales podría limitar la inversión energética en otras funciones vitales como la supervivencia, lo que podría tener consecuencias nocivas para mantener las poblaciones de una especie.
El caso concreto
El estudio científico del Centro de Ecología Funcional y Evolutiva en Montpelllier y la Universidad del País Vasco se ha centrado en estudiar las coloraciones ornamentales del herrerillo común o Cyanistes caeruleus.
Esta especie, que los científicos han estudiado en Montpellier y Córcega y tiene una coloración muy vistosa, destacando su corona azul y pecho amarillo. El análisis ha permitido evidenciar que la población de estas aves ha disminuido entre 2005 y 2019, aparte de ser menos vistosos las coronas y pechos que al inicio del estudio.
Un cambio de coloración que los investigadores asocian a los cambios en las temperaturas por hacer más calor y un clima más seco, especialmente en verano, y en concreto en la isla de Córcega.
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