Erosión brutal en la costa ártica


El calentamiento global está devorando las costas del Ártico. Se erosionan a una velocidad de hasta diez metros al año. Es un grave problema que, no sólo amenaza a especies locales de plantas y animales, sino también a las poblaciones humanas que viven en la zona.

Un estudio hecho público por un consorcio de treinta científicos de diez países ha analizado la situación de cien mil kilómetros de costa, lo que supone cerca del 25% de las fronteras terrestres de los ocho países que lindan al norte con el océano Ártico. La erosión de estas costas del Ártico, según el estudio, se está acelerando de forma dramática. El recorte medio es de medio metro al año, pero en algunas zonas llega a ser de diez metros al año.

Las áreas más afectadas son, según el informe científico, el mar de Laptev y el este de Siberia, ambas regiones situadas en Rusia, así como el mar de Beaufort, que limita con las costas de Canadá y Alaska (Estados Unidos). El estudio avisa, además, de que, como las costas del Ártico suponen una parte importante del total de las costas del planeta, así que puede llegar a afectar a áreas enormes en los próximos años.

Este retroceso de las costas es consecuencia, sin duda, del calentamiento global, un problema que se agrava en el Círculo Polar Ártico, donde los incrementos doblan el aumento térmico medio global, explica Volker Rachold, investigador del Instituto Alfred Wegener de Potsdam, Alemania.

El cambio climático está deshaciendo placas de hielo que protegen las costas árticas. De este modo, al quedarse sin protección, el ya de por sí fragmentario terreno queda totalmente expuesto al fuerte oleaje del océano Ártico y la erosión se produce a toda velocidad. Una situación que ha permanecido estable durante milenios, está sufriendo bruscos cambios en la actualidad. Los efectos son devastadores para los ecosistemas árticos costeros y para la población humana asentada allí.

Los más afectados por estos cambios son los animales salvajes que habitan en esas regiones, especialmente los extensos rebaños de renos y caribús, y los frágiles ecosistemas de los lagos de agua dulce próximos a la costa. Pero el ser humano también se ve afectado por este grave proceso erosivo.

Según Rachold hay intereses económicos y comerciales para que no se tomen medidas para frenar el proceso. La región ártica es una fuente de recursos naturales como petróleo que aún está por descubrir. Si se produce un deshielo general en la región podrían abrirse nuevas rutas marítimas de transporte de mercancías. El estudio pide, por tanto, una legislación internacional para frenar la erosión costera de la zona.

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