El Ártico es una región casi intacta. Por inaccesible. Pero cada vez es más accesible y las grandes corporaciones están preparadas para caer sobre la zona y explotar todos sus recursos a costa de un empeoramiento del medio ambiente, si es que no se convierte en el último empujón para que la vida del ser humano en este planeta, tal y como la conocemos hasta ahora, desaparezca.
La extensión de hielo en el Ártico se redujo el pasado verano hasta casi igualar su mínimo histórico, ocurrido hace cinco años. A menos hielo, más facilidades para que empresas sin escrúpulos se lancen sobre la región a expoliarla por completo. La capa helada es, por otra parte, cada vez más delgada y vulnerable.
Los expertos prevén que el Ártico podría quedar en condiciones óptimas para la navegación a finales de esta década. Atraídos por los recursos, sobre todo, por los energéticos, por reservas intactas de combustibles fósiles que esperan encontrar (petróleo y gas), tanto Estados como compañías toman posiciones y ultiman su estrategia de asalto.
El Ártico es casi una región ignota e intacta que prácticamente ha carecido de presencia humana. Por desgracia, sí tiene que sufrir las consecuencias de las actividades del ser humano: los contaminantes se acumulan en su manto y en su atmósfera.
La perspectiva de un océano que puede quedar libre de hielo por primera vez en 125.000 años potencia las fantasías especuladoras y económicas de las grandes empresas. Uno de los últimos rincones vírgenes del planeta (¿el último?) se encuentra en peligro.
La reducción de la capa helada es cada vez más evidente. En 2007, alcanzó su extensión mínima, con casi 4,3 millones de kilómetros cuadrados: poco más de la mitad de los 7,8 millones de kilómetros cuadrados de 1980, una pérdida equivalente a siete veces el tamaño de España.
Otro dato: el pasado verano quedaron abiertos, de manera simultánea, el paso del noroeste y el oriental, la ruta marítima del Norte. Se trata de la segunda vez que esto sucede. La primera fue en 2008. Pero se prevé que sea cada vez más habitual.