El recrudecimiento de los periodos de sequía es una de las principales consecuencias del cambio climático y una de los fenómenos que más afecta a los cultivos. Sin embargo, la bióloga de la Universidad del País vasco (UPV/EHU), Anabel Robredo, ha comprobado que, en el caso de la cebada, el propio cambio climático le ofrece mecanismos de resistencia ante la falta de agua.
La clave está en que otra de las consecuencias del cambio climático es que se está produciendo un aumento notable de la concentración de dióxido de carbono (CO2) en la atmósfera, un gas que, proporciona a este tipo de cereal características con las que conseguiría paliar los efectos de la sequía.
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