El calentamiento global trastoca los ecosistemas, es decir, de la flora y de la fauna que los componen. Según un nuevo estudio estadounidense, su impacto puede ser negativo para ellos en un sinfín de aspectos, como su distribución geográfica o en momentos clave de su vida. Unos cambios que están ocurriendo cada vez más rápido.
Migrar, florecer, reproducirse, buscar alimento… Son aspectos vitales para la supervivencia de las especies y también para el equilibrio de los hábitats naturales, amenazados por el calentamiento global, concluye el informe, titulado Impactos del cambio climático sobre la biodiversidad, los ecosistemas y servicios de los ecosistemas.
El trabajo apunta que se están produciendo cambios que provocan efectos en cascada, afectando a distintos ecosistemas, «reuniendo a especies que no han interactuado anteriormente y creando desajustes entre los animales y sus fuentes de alimento», explica Nancy Grimm, científico de la Universidad Estatal de Arizona y uno de los autores.
Deterioro ambiental y menos recursos
Los inviernos más cortos y los deshielos pueden resultar nefastos para los ecosistemas mediante la proliferación de plagas, con su consiguiente deterioro ambiental e inseguridad alimentaria. También se reduciría el acceso al agua potable y a otros recursos naturales, como la madera.
Son muchos otros los efectos que se están empezando a producir y cuyo avance se espera a corto plazo, como la disminución de la población y mayores riesgos de extinción para algunas especies de plantas y animales.
Lógicamente, hay especies más vulnerables, sobre todo las que ya están sufriendo otros problemas que en buen parte son de origen humano (deforestación, caza, etc.) y también las que son incapaces de cambiar su área de distribución geográfica o de adaptarse. El resultado, así, es una pérdida neta de diversidad de las especies mundiales, y también se esperan cambios fundamentales en los ecosistemas.