En Uganda, situada en el centro del continente africano, se cultiva uno de los mejores tés del mundo. El terreno montañoso y fértil es perfecto para cultivar esa planta. Sin embargo, el país está sufriendo un grave sequía que está poniendo en peligro la producción de té de este año. Pero esto no es lo peor. Según los expertos, esta situación empeorará con los años debido al cambio climático.
La pertinaz sequía afecta a muchos países en África. Es especialmente grave la situación que se vive en la región del Cuerno de África. Somalia, Etiopía, incluso Kenia o la pequeña Yibuti, algo más alejadas, están sufriendo la peor sequía en décadas. La malnutrición y la hambruna se apoderan de estos países, países en los que una mala cosecha puede llevar a miles de personas a una situación desesperada.
Es esta estrecha relación entre cambio climático, cosechas y medio de vida de los seres humanos en esta región de África la que hace ser muy pesimistas si se piensa en el futuro. Los expertos en cambio climático que, al fin y al cabo, son las personas más capacitadas para hablar sobre el tema, no prevén que el problema se vaya a solucionar en un corto o medio plazo. Según un reciente informe del Centro Internacional de Agricultura Tropical, el calentamiento global es una amenaza a largo plazo y provocará, entre otras consecuencias, una importante disminución en la producción de té en Uganda.
La caída de la producción de té, no sólo significa que unos cuantos ingleses se quedarán sin su bebida favorita o que tendrán que pagar algo más por conseguirlo, sino que muchos agricultores locales malvivirán durante años. Y, si la situación se perpetúa en el tiempo, podemos estar ante una nueva Somalia.
Por tanto, el problema del té en Uganda es una auténtica tragedia nacional. De su cultivo dependen unas seis mil personas. Tras el café, es el producto que más se exporta en el país, una actividad económica que supuso unos 100 millones de dólares en 2010.