La tortuga laúd es la mayor de todas las tortugas marinas. También se la conoce por otros nombre, como tortuga canal, cardón, baula o tinglar. Su nombre científico es Dermochelys coriacea. Esta especie está en peligro por el cambio climático y otras causas.
Esta tortuga puede alcanzar una longitud de dos metros y un peso de más de 600 kilogramos. En un caso concreto, un individuo macho llegó a pesar 916 kilogramos. Estas tortugas viven en mares tropicales o subtropicales y es la única especie conocida dentro de la familia Dermochelyidae. El clima, que se vuelve cada vez más seco, y las temperaturas en aumento en América Central, ponen en serio peligro a esta especie.
Según un artículo aparecido en la revista Nature Climate Change, la población de tortugas laúd podría desaparecer del Océano Pacífico en 2100. La especie ya se encuentra en peligro crítico debido a las capturas accidentales y a la caza furtiva de huevos. El calentamiento global puede ser la puntilla que provoque la desaparición de la especie.
Las tortugas laúd pasan la mayor parte de su vida en el mar. Pero, cada tres o cuatro años se acercan a la orilla sólo para poner sus huevos en profundos agujeros que excavan en las playas. El número de crías que nacen depende de muchos factores, entre otros, de la temperatura y la humedad de la arena.
Así, en condiciones cálidas y secas, sobreviven menos crías. En condiciones más frías y más húmedas, en cambio, nacen más crías. Los científicos han valorado esas condiciones basándose en las proyecciones climáticas más recientes del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC) para Centroamérica, que señalan que la región se irá volviendo más cálida y seca durante el siglo XXI.
Científicos de la Universidad de Princeton, la Universidad de Drexel, de la Universidad de Indiana-Purdue y la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica (NOAA) evaluaron estas tendencias en una población en Playa Grande, en el noroeste de Costa Rica, uno de los cuatro sitios de anidación en el Pacífico oriental y una playa protegida dentro de los límites del Parque Nacional Las Baulas.
Ubicar los nidos en lugares húmedos y sombreados
Para los científicos aún hay una esperanza: ubicar los nidos de tortugas baulas en lugares húmedos y en sombra. Si no se llevan medidas en este sentido, han calculado que, para 2100, se podría reducir la población de tortugas laúd en Playa Grande en tres cuartas partes. Y el descenso de la población ya se está produciendo: en 1991, había unas 1.500 hembras anidadoras, mientras que en 2011 sólo había 40.
A pesar del problema climático, lo que más le preocupa al biólogo Vincent Saba, coautor del artículo y biólogo de la NOAA, es lo que está pasando en el océano. Los países crean leyes, pero no es fácil aplicarlas. En especial, por parte de los países pobres, que no tiene dinero para financiar las medidas oportunas. Hay que promover cambios en las prácticas de pesca si se quiere salvar a las tortugas.