Ciudades superpobladas y cambio climático. Una combinación terrible que generará graves problemas en los países latinoamericanos. La población urbana crece, el calor aumenta y los eventos climáticos extremos cada vez son más frecuentes. Un cóctel explosivo que provocará desgracias personales y sociales.
Las ciudades, especialmente en América Latina, ya no son un destino de oportunidades. La falta de planificación, el crecimiento caótico y el cambio climático las convierten en lugares inhóspitos donde sobrevivir (con unas mínimas condiciones de vida) es cada vez más difícil. Inundaciones, corrimientos de tierra que provocan derrumbes en edificios, falta de agua potable…
Además, con esta superpoblación de las ciudades, la economía de los países empeora: los desastres suponen muchos gastos directos o indirectos para el Estado, para las empresas y para los particulares.
El 82% de la población de América Latina vive en ciudades. Es la segunda región más urbanizada del mundo. Los ciudadanos se enfrentan a otro problema relacionado: el crecimiento de las ciudades se ha producido sin ningún orden, perdiendo espacios verdes y zonas rurales sin obtener nada a cambio. Ahora, las inundaciones y los deslizamientos amenazan a barrios humildes.
El problema es ambiental y social: cada vez resulta más difícil gestionar servicios básicos como el acceso a agua potable, el saneamiento o la recogida de basuras y residuos. En otros casos, la infraestructura es precaria, antigua, y el cambio climático hace que resulte inservible: un aumento de la intensidad de las lluvias en periodos más cortos que los sistemas de drenaje no son capaces de asimilar.
Miles de muertos
Este problema provoca muertes. En Brasil, al menos 24 personas murieron en marzo en el estado de Río de Janeiro, en un suburbio de Petrópolis, por deslaves causados por fuertes lluvias. En 2011, en la misma región, hubo casi un millar de muertos por deslaves y un año antes un temporal mató a más de un centenar de personas.