Las empresas que contaminan no son rentables


Las agencias de calificación de riesgos analizan e intentan predecir el comportamiento económico que tendrá una empresa o un país. En los últimos tiempos parece que tienen un absurdo poder y son capaces de lograr que un país entero entre en quiebra sólo porque rebajan su calificación. Un poder que pocos comprenden y muchos critican. Sin embargo, la propia directora de la Oficina sobre el Clima de la ONU ha advertido de que estas valoraciones no están adecuadamente realizadas porque no tienen en cuenta los efectos del cambio climático sobre las empresas o los países.

Son empresas que emiten grandes cantidades de gases de efecto invernadero y que están en lo más alto de las listas de las agencias de calificación de riesgo. Según Christiana Figueres, secretaria ejecutiva de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el cambio climático, son señales equivocadas. Las empresas mejor calificadas deberían ser las que están invirtiendo en tecnologías adecuadas para enfrentarse a los efectos del cambio climático.

En cualquier caso, con o sin valoración de estas las agencias, las empresas deberían tomar nota de que los Gobiernos van a firmar un compromiso para que la temperatura global no se eleve más de 2º C por encima de los niveles preindustriales, que es el límite de seguridad que han fijado los científicos.

Así, se prevé un futuro bajo en carbono. Y ésa es la tendencia que deberían seguir las empresas de todo el mundo. Si los Gobiernos llegan a unos acuerdos mínimos, de aquí a veinte años, por cada tonelada de dióxido de carbono emitida, las empresas tendrán que tener unas ganancias cinco veces mayores que las actuales si es que quieren compensar el gasto que les van a suponer esas emisiones. En definitiva, sólo hay dos caminos: emitir menos o pagar más.

El sector privado está siendo muy lento a la hora de aplicar las medidas necesarias para funcionar con bajas emisiones de carbono. Las empresas quieren una señal por parte de los Gobiernos (como el coste por contaminar), así que los Gobiernos deben proporcionárselas. De este modo, comenzará una decidida inversión para transformar de una vez la economía y hacerla realmente sostenible y no contaminante.

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