Imaginar a unos políticos alertando al mundo del drama que supone el cambio climático y que además lo hiciesen a los pies de un glaciar que mengua no es una imagen utópica. Aunque parece algo raro, raro, raro, se ha producido esta semana, con total normalidad.
Y es que la necesidad de frenar el avance del cambio climático es una mecha que está prendiendo a nivel social e institucional. Una prueba de ello es esta curiosa escena, protagonizada por representantes de la Unión Europea a 4.800 metros de altura, en un paisaje precioso. Su mensaje, por contra, era triste y, sobre todo inquietante, si bien no nos dice nada nuevo.
Por un planeta verde de nuevo
«Me faltan palabras para describir la tristeza al ver que esto está desapareciendo. A los que piensan que el cambio climático no existe, deberían venir aquí y verlo», dijo Marianne Van Steen, embajadora de la Unión Europea, mientras señalaba hacia la cumbre del glaciar, ubicado en el Antisana, un volcán nevado al sureste de Quito.
El acto tiene un claro mensaje crítico con la retirada de Estados Unidos del Acuerdo del París, de ahí el mensaje que podía leerse en la bandera que plantaron durante el acto.
«Make the planet green again» (Hagamos a nuestro planeta verde de nuevo), en alusión a la respuesta del presidente francés, Emmanuel Macron, a la decisión de abandonar de su homónimo, Donald Trump.
Si para Trump salir del Acuerdo de París obedecía a su intento de reforzar el país, -“Es hora de hacer grande a Estados Unidos de nuevo”, reza su eslogan-, para Macron es la hora de apostar por el planeta. Una prioridad verde que también comparten estos representantes de la Unión Europea.
Lo demuestran bien a las claras con la frase que puede leerse en la bandera, un guiño al presidente galo y a quienes consideran una absoluta prioridad salvar el planeta para salvarnos todos. ¿Una obviedad? No para algunos.