Luchar contra el cambio climático es bueno para la economía europea


Según un reciente estudio, si se aumentaran los actuales objetivos en la reducción de emisiones para 2020 del 20% hasta el 30% ayudaría a incentivar la innovación, además de aumentar la inversión en una economía con bajo nivel de carbono tras la crisis económica. La Europa que resulte cuando pase la crisis puede revitalizar su economía al mismo tiempo que combate el reto del cambio climático, afirma el estudio, elaborado por el Instituto Potsdam para la Investigación del Cambio Climático y encargado por el Ministerio de Medio Ambiente alemán.

Además, siempre según el citado estudio, si se fijara una meta de reducción del 30% de emisiones se impulsaría el crecimiento del Producto Interior Bruto (PIB) en un 0,6% anual y crearía hasta 6 millones de puestos de trabajo adicionales en Europa para 2020. Por fin, las inversiones europeas aumentarían del 18 al 22%.

Para 2020, el PIB europeo se incrementaría en 620.000 millones de euros, o un 6% sobre la tendencia normal, indica el estudio. Así mismo, en el trabajo elaborado por el Instituto Potsdam se recuerda que varios países se recuperaron de la crisis global en 1929 recurriendo a un aumento en las inversiones, especialmente en el ámbito militar (lo que, en parte, llevó a la II Guerra Mundial). Ahora, en cambio, la inversión en el desarrollo de una economía verde puede impulsar la recuperación tras la crisis económica de los últimos años.

Reino Unido, que al igual que Alemania, es uno de los países que más está luchando por desarrollar planes con el objetivo de reducir las emisiones de CO2 para 2020, luchando especialmente para no verse obligado a usar combustibles fósiles, ha elogiado el estudio. «Este estudio muestra cómo el crecimiento verde puede crear trabajos para los desempleados así como nuevos ingresos y prosperidad», ha dicho el secretario británico de Energía y Cambio Climático, Chris Huhne.

El informe, de 31 páginas, asume que no ha existido un tratado legalmente vinculante más allá de lo que denomina «modestas promesas» realizadas en la cumbre de Copenhague en 2009, cuyo objetivo era evitar inundaciones, sequías, olas de calor y aumentos en el nivel del mar.

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