Como la cosa siga así, la red social más conocida tendrá que cambiar su emblemático azul por el verde verdura, y es que no se puede contaminar menos que ellos en el proceloso y polucionador océano de internet. Al menos, es lo que dice el informe recién publicado por la compañía sobre su huella de carbono del pasado año, en el que se autoretrata como todo un ejemplo en respeto ambiental online.
Tan liviana es su huella de carbono o, lo que es lo mismo, su emisión de dóxido de carbono procedente de sus oficinas y de sus centros de datos, que hasta han recibido las alabanzas del mismísimo Greenpeace, otrora el principal crítico de la contaminación emitida por Facebook. ¿Pero, qué ha cambiado, por qué las críticas se tornan piropos? Por lo visto, sus data centers (representan el 72 por ciento de sus emisiones) están siendo más eficientes durante este último año gracias a nuevas instalaciones que permiten reducir el consumo eléctrico.
Las cifras del 2010 explican el contento de Greenpeace, pues Facebook emitió 1,5 millones de toneladas en 2010, frente a las 285.000 toneladas de CO2 del 2011, lo que supone una quinta parte menos que Google, su competidor directo. Además, Facebook la procedencia de esta energía para el año 2011: el 27 por ciento procedió del carbón, el 23 por ciento de las energías renovables y un 17 por ciento del gas y, siendo el 13 por ciento de la nuclear. Asímismo, Facebook hace un guiño a los internautas a través de su blog estableciendo la comparación de la huella emitida por una taza de café y el uso de Facebook durante un mes.
¿Mucho, poco? No puede negarse que han mejorado mucho y que, sea por marketing puro y duro o por sensibilidad ecológica, al menos el tema les preocupa. Eso sí, aunque la huella de carbono de una tacita de café parezca una nimiedad, hay que tener en cuenta que la red social roza los mil millones de usuarios, por lo que estamos hablando de millones de toneladas.