James Hansen, un renombrado científico de la NASA especialista en cambio climático, ha realizado una investigación cuyos resultados le han hecho llevarse las manos a la cabeza. En concreto, dos son las conclusiones que lo tienen sorprendido: el empeoramiento del cambio climático y su relación directa con los eventos climáticos extremos que ya estamos sufriendo.
En realidad, ambas conclusiones están relacionadas, pues los fenómenos meteorológicos extremos Hansen los atribuye a ese cada vez mayor impacto producido por el calentamiento global. Sin embargo, el quid de la cuestión o novedad que aporta su trabajo hay que buscarlo en el radical cambio de discurso que éste supone al atribuir de forma directa una ola de calor, unas temperaturas extrañamente altas o, pongamos por caso, una gran sequía, al cambio climático.
Así, en contra de la interpretación de la corriente científica principal, en la que el propio Hansen se incluía hasta ahora, este tipo de eventos serían consecuencia directa del cambio climático, y no eventos aislados que suceden de forma independiente, sin estar necesariamente vinculados con las tendencias del calentamiento.
El cambio climático llegó
Por lo tanto, que Hansen atribuya al calentamiento global una serie de fenómenos meteorológicos extremos sucedidos en los últimos años es realmente un hito científico, aunque desconocemos si determinará un nuevo modo de interpretación de los mismos o si quedará en un estudio aislado, sin más. Lo que sí es seguro es que para Hansen ya nada será igual a la hora de valorar estas señales climáticas, ya sea en forma de virulentos incendios forestales, de sequías extremas o de olas de calor tan frecuentes como insólitas.
Hansen cita como ejemplo la ola de calor que asoló Europa en el 2003, la sufrida por Rusia en el 2010 o, sin ir más lejos, las que ya desde el pasado año viene padeciendo Estados Unidos. «Estos fenómenos climáticos no son simplemente un ejemplo de lo que el cambio climático podría traer. Son causadas por el cambio climático», asegura Hansen.
El efecto manta del dióxido de carbono
Su pesimismo tras el estudio, que no se basa en proyecciones del clima de la Tierra ni en modelos climático sino en las matemáticas de los datos climáticos reales, también obedece a la constatación de que las temperaturas globales no cesan de aumentar. Es decir, los eventos climáticos extremos son cada vez más comunes e intensos: «En las últimas tres décadas, mientras que la temperatura media ha aumentado poco a poco, los extremos se han disparado y ahora cubren cerca del 10 por ciento de la tierra», afirma.
Las emisiones humanas de dióxido de carbono y otros gases de efecto invernadero, los culpables del cambio climático, provocan un sobrecalentamiento a partir de la misma actividad solar: «El dióxido de carbono absorbe la radiación de calor de la misma manera una manta mantiene el cuerpo caliente. Es como tirar una manta adicional en el planeta. De este modo, reducimos la radiación de calor al espacio y el planeta se recalienta«, explica.
Es horrible. Vamos a morir abrasados con temperaturas de 75 y 80 grados. Sin agua, sin aire fresco…agonizando entre productos químicos y basura plagada de insectos