Una nueva investigación señala que una de las principales causas que produce el deshielo de la Antártida son las corrientes cálidas oceánicas, que descongelan la parte inferior de las extensiones flotantes de las capas de hielo. Los vientos de la Antártida se han modificado debido a los cambios en el clima, afectando a la fuerza y dirección de estas corrientes. Así, el agua cálida discurre por debajo del hielo flotante.
Científicos de los Países Bajos, el Reino Unido y Estados Unidos han sido los que han hecho el descubrimiento y publicado su trabajo en la revista Nature. Creen que servirá para hacer cálculos más fiables de las subidas del nivel del mar en el futuro.
Los investigadores utilizaron mediciones y modelos del ICESat (Satélite para la medición del hielo, las nubes y la elevación del suelo) de la NASA que les permitieron distinguir entre las dos causas conocidas de deshielo de las capas de hielo: las corrientes oceánicas cálidas, que descongelan la parte inferior de las capas de hielo, y el aire cálido, que las funde desde arriba.
Los investigadores descubrieron que, de cincuenta y cuatro mantos de hielo, las corrientes oceánicas cálidas son las responsables del deshielo en veinte. La mayoría de estos mantos en proceso de deshielo se localizan en la Antártida occidental.
Observaron, además, que hay cada vez más glaciares interiores que se deslizan hacia la costa y se incorporan a los menguantes mantos de hielo. El resultado es una mayor cantidad de hielo drenada al mar, lo que a su vez eleva el nivel del mar. El adelgazamiento provocado por el océano está causando las pérdidas de hielo más rápidas y de mayor envergadura, no sólo en la Antártida occidental, sino en toda la zona.
Puede ocurrir que se pierda una cantidad enorme de hielo en el mar sin ni siquiera haberse producido veranos cálidos como para hacer que se deshiele la nieve de la parte superior de los glaciares, ha declarado el autor principal del estudio, Hamish Pritchard, del British Antarctic Survey. Para la investigación, desde el satélite, se consiguió una serie temporal de 4,5 millones de mediciones de la altura de la superficie de la Antártida.