Gracias a un nuevo estudio podemos conocer algunas diferencias importantes que se esperan entre ambos polos como resultado del calentamiento global.
Aunque para el ciudadano común se trata en ambos casos de ecosistemas helados, los científicos encuentran que aun poseyendo similitudes importantes, el embate del cambio climático les afectar de un modo bastante distinto, incluso opuesto.
Básicamente, el estudio realizado por el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) concluye que el ecosistema ártico sufrirá cambios que afectarán de forma importante a los depredadores, mientras el antártico supondrá cambios abruptos para las presas.
Ballenas y osos, grandes perjudicados
Los grandes afectados serán, pues, los depredadores del hábitat ártico, como las ballenas o los osos polares, pero en general los cambios que les afecten acabarán contagiando a todo el ecosistema (cascada trófica), incluyendo a las presas.
Justo al contrario se espera que ocurra en la Antártida, donde hay más número de especies presa por cada especie predadora. Una desproporción que provocará una mayor sensibilidad en los niveles inferiores de la cadena trófica. Habrá, entre otros cambios, una menor cantidad de krill, un crustáceo fundamental para la alimentación de numerosas especies.
El estudio aporta un enfoque complejo del impacto del cambio climático, pues para pronosticar las transformaciones esperadas por el recalentamiento se considera un factor que puede resultar clave, como es la relación entre presas y depredadores.
Ello supone que sus pronósticos van más allá que los estudios convencionales sobre la materia, más fragmentados, y al mismo tiempo abre las puertas a la inclusión de nuevos factores que podrían influir igualmente a la hora de dibujar la nueva y tan distinta realidad que traerá el calentamiento global. Y, sea como fuere, son muchos los interrogantes que se nos abren, seamos o no científicos.