Si para frenar el cambio climático hay que consumir menos petróleo, aún hay que consumir menos carbón. Pero las previsiones no son ésas. La Agencia Internacional de la Energía cree que el carbón alcanzará al petróleo como principal fuente mundial de energía en los próximos cinco años. Esto dificultará aún más la lucha contra el calentamiento global.
El consumo de carbón aumenta en todo el mundo, incluso en algunos países con objetivos de reducción de carbono. Sólo se salva Estados Unidos, ya que, como tiene reservas de petróleo, ha comenzado a usarlas para abaratar el precio de la energía. Pero no es tan beneficioso como parece.
Como Estados Unidos compra menos carbón, su precio baja. Al ser más barato, los importadores de carbón compran más. Incluso en Europa, una zona en la que parecía que el uso del carbón se iba a desterrar paulatinamente para reducir las emisiones de carbono.
Por otra parte, los países emergentes, en especial, China e India, son los que más están impulsando el aumento en el uso del carbón. Y así lo harán en los próximos cinco años.
El carbón es relativamente abundante y se encuentra en muchas regiones del mundo, a diferencia de los otros combustibles fósiles, el petróleo y el gas. Su extracción, además, es barata. Por ello, el carbón se ha usado para cubrir casi la mitad del aumento de la demanda de energía de todo el mundo en la última década.
China e India seguirán demandando carbón que alimente a sus economías. De hecho, la India está a punto de superar a Estados Unidos como el segundo mayor consumidor de carbón del mundo. China, por su parte, es el mayor importador de carbón y el mayor exportador de Indonesia, tras superar a Australia (quizá porque este país decidió gravar las emisiones).
El carbón es el combustible que genera más emisiones de carbono y es, por consiguiente, el mayor culpable del cambio climático. Además, si se quema en centrales eléctricas anticuadas e ineficientes, contamina aún más, aparte de emitir otras partículas contaminantes como el mercurio.
Estados Unidos, la extraña excepción
La directora de la AIE, Maria Van der Hoeven, ha llegado a poner como ejemplo a Estados Unidos. Dicho país usa más gas natural y está reduciendo el uso del carbón y sus emisiones. Pero hay que señalar que parte de ese gas natural procede de la fractura hidráulica, muy perjudicial para el medio ambiente. El único camino verdaderamente ecológico y sostenible es desarrollar las renovables.
Va a ser difícil cambiar estas pesimistas previsiones de la AIE. El sistema capitalista global rige el mercado y lo importante es reducir gastos para aumentar los beneficios. Por tanto, mientras el carbón esté barato, se utilizará en todo el mundo. La única «solución» es usar gas natural, que puede llegar a ser tan competitivo en precio como el carbón.
Una solución errónea: el fracking
Y aquí no encontramos con otro problema: para producir más gas natural, se necesita emplear la fractura hidráulica o fracking, ya que se está agotando en los lugares de más fácil acceso.
Incluso Europa, la gran defensora de la lucha contra el cambio climático y que creó el sistema de comercio de emisiones para tratar de emitir menos carbono al generar energía, está usando más carbón. El sistema no ha funcionado, como preveían algunos expertos y la mayoría de los ecologistas, porque se basa en la economía. Así, el carbón está disfrutando de un renacimiento en Europa.
Según Van der Hoeven, ni siquiera la tecnología de captura y almacenamiento de carbono (CAC) nos salvará del problema, ya que no se está mejorando e implementando a la velocidad esperada. Las emisiones de dióxido de carbono seguirán, pues, creciendo durante años, lo que acelerará el cambio climático. Directos al abismo.
Pues habrá que decírselo a alguien aquí en Asturias, porque hace años que cerraron todas las minas, prejubilaron a los mineros y que esto se ha ido a pique. Ahora quieren traer otro tipo de minería química, como la mina de oro que quieren abrir en el noroeste de España
La reconversión no debe pasar por abrir otras minas, sino por desarrollar las renovables, el turismo sostenible, etc.