Calculan cuánto carbono emiten los árboles de la Amazonia al morir


Las selvas y los bosques del planeta absorben una gran cantidad de la contaminación, de los gases de efecto invernadero (GEI) producidos por la actividad del ser humano. No en vano, a la Amazonia se la conoce como el pulmón del planeta. Pero, por otra parte, y quizá esto es menos conocido, los árboles, si mueren por causas naturales (incendios forestales, sequía, viento…), se descomponen de forma natural y dicho proceso emite carbono a la atmósfera.

Así, es importante saber, no sólo cuánto carbono absorben los árboles, sino también cuánto emiten cuando mueren. El objetivo es entender el papel que desempeñan en el sistema climático global. Los bosques tropicales tienen árboles de mucha edad y pueden ayudar a absorber carbono, pero hay que conocer los patrones de mortandad de los árboles para hacer un mejor cálculo del carbono absorbido y emitido.

Jeffrey Chambers y su equipo del Laboratorio Nacional Lawrence Berkeley, del Departamento de Energía de Estados Unidos, están estudiando este fenómeno. Para ello, han creado un método de análisis que usa imágenes tomadas desde satélites, simulacros informáticos y trabajo sobre el terreno.

El objetivo final es entender cómo afectan las selvas en el proceso climático y conocer la transferencia de dióxido de carbono entre las plantas y la atmósfera.


Los científicos han estudiado unos 1.600 kilómetros cuadrados de la Amazonia central. Encontraron que, del 9,1 al 16,9% de la mortandad de los árboles, no figuraba en los análisis científicos de las junglas. Es decir, que no se había tenido en cuenta más de medio millón de árboles muertos cada año.

Las selvas absorben menos carbono del calculado hasta ahora

Por tanto, la contribución de los bosques y las selvas a la absorción neta de carbono es menor que la indicada por los estudios. Una jungla antigua tiene elementos que actúan de forma diferente. Si se quiere comprender el comportamiento del sistema es necesario tomar muestras de una escala espacial mucho más grande y en intervalos de tiempo más largos.

A la Amazonia, la selva estudiada, llegan terribles tormentas con vientos que pueden alcanzar hasta los 275 km/h y derriban árboles o, al menos, ramas. Chambers y su equipo han calculado cómo este tipo de tormentas afectan a las junglas.

Tras observar las fotografías por satélite, fueron hasta allí y contaron los árboles derribados. Después, crearon un mapa detallado de la mortandad de los árboles de la zona.

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