Cambios en las aguas del Mediterráneo


Jo Harmelin es un científico que ha pasado media vida buceando en las aguas del mar Mediterráneo. De este modo, ha comprobado con sus propios ojos la evolución del Mare Nostrum. La primera vez que se sumergió en este mar fue en Córcega y quedó maravillado por sus «aguas transparentes y sin olas». Fue en 1956.

Jo Hamelin ha estado compaginando sus actividades de biólogo con las de buzo, y ambas actividades le convierten en uno de los mayores conocedores del mar Mediterráneo y de su cambio a lo largo de la historia. Ha notado, en su vida, pequeños cambios que, después, paulatinamente, se han convertido en grandes cambios.

Un primer acontecimiento fue la llegada de peces que vivían en el sur del Mediterráneo a la región norte del mar, la zona más fría. Después, se comprobó que la temperatura del mar estaba subiendo. Por ejemplo, el mero comenzó a reproducirse en el Mediterráneo norte desde los años noventa. Antes nunca había sucedido. Esta especie que la temperatura del agua se caliente hasta alcanzar cierto nivel, habitualmente en verano, para que se active su libido.

Otro ejemplo del cambio producido en el mar Mediterráneo es el crecimiento de un alga verde que crece sobre las rocas llamada Caulerpa Racemosa, una especie proveniente de la mitad sur de Australia y que ahora es parte del paisaje marino mediterráneo. Este problema es global, algunas especies viajan y se integran en un paisaje que no es el suyo y, en algunos casos, lo pueden llegar a dominar.

La barracuda, que se puede ver en la imagen, es una especie de pez que, hace años, vivía en la costa mediterránea de Francia. En la actualidad se ha expandido, está por todas partes. Por fortuna no es una especie invasiva, sino que se integra en las comunidades, en los hábitats. El Mediterráneo está cambiando mucho durante los últimos años, como señala este biólogo que se ha pasado la vida bajo sus aguas, y eso no tiene por qué ser negativo. Pero si la evolución es motivada por hechos en los que interviene la mano del hombre puede presentar un grave problema para el ecosistema.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *