La celebración de la cumbre climática de París (COP21) se considera todo un acierto gracias al acuerdo alcanzado. Siempre hay puntos mejorables, pero no cabe duda de que lograr un acuerdo global vinculante para frenar el cambio climático era casi una utopía.
Haberla hecho realidad es un mérito que alcanza la categoría de hecho histórico. Sin embargo, la cuestión que valoran las voces críticas, procedentes sobre todo de ONGs ambientalistas, es su validez para conseguir su fin.
No contenta a todos
¿Es realmente efectivo el acuerdo? Es la pregunta del millón y, aunque llegar a un acuerdo es solo el inicio de un largo y difícil camino, por lo que existe un margen de incertidumbre necesario, no todos lo ven así. Para los más críticos la respuesta es negativa.
Organizaciones como Greenpeace, ActionAid o Amigos de la Tierra, entre otras muchas, no dudan en hacer duras críticas. Sin contradecir sus aspectos positivos, ponen el énfasis en los interrogantes que deja sin responder.
Amigos de la Tierra considera el acuerdo «una farsa» por haberse alejado de los objetivos iniciales. Se trata, en suma, de un intento fallido, que no responde a lo exigido para encontrar una solución con unas mínimas garantías de cumplimiento.
Es un «acuerdo insuficiente» que no cubre las necesidades de «las comunidades más vulnerables», dice Sara Shaw, portavoz de la organización. Por su parte, James Hansen, ex científico de la NASA, afirma que el acuerdo es «un cúmulo de palabras y promesas» sin acciones concretas.
La ausencia de sanciones en caso de incumplimiento y la voluntariedad de los recortes los aspectos más criticados. Si bien el acuerdo prevé revisiones al alza para ir ajustándose a lo requerido, en realidad todo está en el aire, un aspecto que también resaltan desde Greenpeace.
Por mucho pacto que se haya firmado, en última instancia dependerá de lo que cada país decida. Como decía Hansen, no hay compromisos ni calendarios de obligado cumplimiento, claves para afrontar un desafío tan importante como la que plantea el cambio climático.
Es correcto que la ausencia de sanciones por incumplimiento no le dará el carácter de obligatoriedad y formalidad que debería tener un acuerdo que cumbre un aspecto vital de nuestra existencia y la de las futuras generaciones, de ese comportamiento se ha hecho una norma…Se dice una cosa y se hace otra sin el menor rubor cosa que olvidan y hacen caso omiso desde antes de ir a firmarlo muchos gobernantes, que por un lado proclaman su apoyo a la lucha al cambio climático y por otro hacen plantas eléctricas a carbón de mas de 700 megas, como es el caso de la República Dominicana,
Cito Ecologistas en acción.
«Cada vez hay mayor evidencia científica sobre la gravedad del calentamiento global del clima, fenómeno que afecta cada vez más a la vida de millones de personas, que sufren fenómenos climatológicos extremos (sequías, olas de calor, inundaciones, huracanes, etc.), y que causa graves alteraciones en los grandes ecosistemas del planeta. Por ello la comunidad científica internacional insiste en la imperiosa necesidad de reducir las emisiones de gases, como el CO2 , que son los principales causantes de este calentamiento general del clima. Para reducir estas emisiones es importante sustituir las fuentes energéticas de origen fósil, como es el caso del carbón, por otras que no emitan gases de efecto invernadero y no se agoten, como sucede con la energía eólica y solar. Por todo ello Ecologistas en Acción considera lamentable, en este contexto de grave crisis ecológica, el fuerte retroceso ambiental que queda al descubierto cuando el carbón, lejos de ser eliminado del sistema eléctrico, sigue siendo usado como una de las principales fuentes energéticas.»
Hola Tonto Dominicano,
La necesidad de actuar es imperiosa, tal y como afirman los ecologistas, y sin embargo hay una laxitud que lo impide, es el problema. Un saludo y gracias por comentar : )