Las nubes, las lluvias y los relámpagos sufrirán las locas transformaciones que nos trae el cambio climático, con su impacto lento pero imparable, y tan imprevisible para casos concretos como previsible a grandes rasgos. Así, según predice un nuevo estudio, la tónica general será de un aumento del 10 por ciento de actividad de los relámpagos por cada grado centígrado que aumente la temperatura a consecuencia del calentamiento global.
Una mayor actividad del aparato eléctrico, lógicamente, aumentaría el riesgo de incendios forestales o de daños medioambientales, y también en infraestructuras, advierten los autores del trabajo, entre los que se encuentran prestigiosos científicos de la Universidad de Tel Aviv.
Además de esta predición general, el estudio espera que las áreas más cálidas y secas, incluyendo el área mediterránea y el sur de Estados Unidos, experimentarán un incremento de la actividad de los relámpagos a consecuencia de tormentas que, si bien serán más aisladas, se tornarán mucho más violentas.
Igualmente, aunque la actividad eléctrica aumentará en los lugares más secos, en general el cambio en el patrón de lluvias ocasionará diluvios interminables que en algunas zonas provocarán inundaciones con resultados catastróficos, tanto en posibles destrozos materiales como dificultando el aprovechamiento del agua de lluvia.
El trabajo menciona Oriente Medio, Italia y España como ejemplos de países donde las tormentas ya están mostrando su peor rostro, con nefastas consecuencias como una mayor escorrentía o una reducción de aporte de agua que llega al manto freático y a los lagos. La situación se agrava, lógicamente, en las zonas donde hay una severa escasez de recursos hídricos.
Sin duda, un panorama aterrador, para más inri, con los escalofriantes relámpagos de fondo, que hacen de apocalíptico hilo musical. Pero, esta vez, la historia no es una película de miedo, sino pura y dura realidad.