De todos es sabido que la atmósfera contiene una cantidad excesiva de dióxido de carbono, lo que provoca la aceleración del calentamiento global, de óxido nitroso, que perjudica la salud del ser humano, de clorofluorocarbonos (CFC), que destruyen la capa de ozono (aunque, en este caso, el problema, afortunadamente, parece estar resolviéndose).
Muchas sustancias contaminantes de uno u otro modo y todas ellas producidas por el ser humano. A la que hay que sumar una más: el cobre. Investigadores del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) han descubierto que el exceso de este metal en el polvo atmosférico limita el crecimiento del fitoplancton marino del Mediterráneo.
El Mediterráneo queda separado por dos continentes y cada uno de ellos le afecta de un modo muy diferente. Desde el sur, los aerosoles procedentes del Sáhara provocan un efecto positivo sobre el fitoplancton, mientras que desde el norte, hay compuestos que tienen su origen en las actividades humanas, como los metales pesados, que perjudican el mar y a los organismos que viven allí.
El efecto negativo es más evidente en verano, ya que entonces los aerosoles se depositan en el mar y las comunidades de fitoplancton marino están dominadas por nanoflagelados (un tipo de plancton), más sensibles al efecto del cobre.
Las emisiones de cobre a la atmósfera han aumentado en los últimos años. En la actualidad, se calcula que hay unas diez veces más que las emisiones que habría de forma natural. La investigación señala que puede ser una de las principales causas del la disminución global del fitoplancton en el último siglo.
El mismo problema en otros mares y océanos
El estudio se ha centrado en el Mediterráneo, pero el fenómeno puede ocurrir en otras partes del mundo. Las concentraciones de este metal medidas en otras zonas son similares o, en algunos casos, superiores. En especial, en zonas industrializadas, como América del Norte o Asia Oriental.
El proceso es complejo. Intervienen factores físicos, químicos y biológicos que interactúan para que el fitoplancton asimile este metal en su organismo. Más aún. Como ocurre con el mercurio, a través de la cadena trófica, el metal puede llegar a otros organismos marinos de mayor tamaño.