Frankenstorm, la unión de dos palabras: tormenta y Franfenstein. Un huracán que se ha convertido en un monstruo. Los estadounidenses, fanáticos del márketing y no exentos de un especial sentido de humor, han apodado así a Sandy, el huracán que ha desolado parte del Caribe y que se aproxima a Nueva York.
La ciudad de la costa este de Estados Unidos cierra para preparar la llegada del huracán Sandy. Empezando por la Bolsa (Wall Street no ha abierto hoy, dejando al resto del mundo financiero sin una referencia fundamental) y siguiendo con eventos cancelados, como el que tenía previsto Google.
No sólo Nueva York se prepara: nueve estados de Estados Unidos han decretado el estado de emergencia. En Nueva York se ha evacuado a 375.000 ciudadanos, se han cerrado aeropuertos, el transporte público no funciona y, por primera vez en muchos años, ha cerrado Wall Street.
Google, por su parte, ha cancelado un evento que tenía previsto para dentro de unas horas. La razón: el huracán Sandy. El lugar donde se iba a celebrar el evento de Google, el lanzamiento de un terminal móvil de la marca, está en la zona más peligrosa.
Mientras, el huracán continúa avanzando por la costa este de Norteamérica. Se esperan inundaciones, fuertes vientos, nieve, mareas, olas de varios metros y posibles cortes de energía. Por su parte, los meteorólogos siguen el fenómeno con interés y se asombran de las fotografías que obtienen los satélites de esta tormenta perfecta, como la que se ve en la imagen de arriba. Para los más morbosos, cabe la posibilidad de seguir la evolución de la tormenta desde la webcam de la Estatua de la Libertad. Sólo escuchar el viento pone los pelos de punta.
Se prevén grandes cantidades de lluvia desde Carolina del Norte hasta Long Island, en Nueva York, que es donde se espera que Sandy toque tierra. A partir de ahí, su intensidad irá disminuyendo. Pero, más en el interior, también puede crear muchos problemas. Por ejemplo, vientos destructores en el oeste y el centro del estado de Ohio. Así mismo, se esperan inundaciones repentinas, especialmente en zonas montañosas como los Apalaches. En Nueva York, las peores previsiones hablan de inundaciones de hasta tres metros.