La contaminación ha sido un salvavidas inesperado para los mosquitos que revolotean alrededor de las fauces de algunas plantas carnívoras. Según revela un nuevo estudio, la polución atmosférica es la responsable de que plantas carnívoras comunes del norte de Europa, como la Drosera rotundifolia, estén convirtiéndose en vegetarianas.
Las conclusiones del trabajo se recogen en la edición de este mes de junio de la revista New Phytologist, y éstas son sorprendentes: la mencionada especie se está convirtiendo en vegetariana en Suecia, y su increíble cambio de comportamiento es el resultado de un ambiente más contaminado en las zonas pantanosas donde crece.
¿Dónde estaba el problema, acaso los insectos habían dejado de ser sabrosos? La falta de interés en los insectos nada nuevo que ver con cuestiones del paladar, sino con el exceso de nitrógeno en el suelo. Así fue como descubrieron que había que mirar al suelo, y no al cielo, para resolver el misterio.
Curiosos, primero, y alucinados, después, los investigadores pudieron comprobar cómo esta planta carnívora común empezó a dejar tranquilos a los mosquitos gracias a la riqueza de nutrientes que encontró en el suelo. Sus raíces pasaron, así, a alimentarla de forma exclusiva, sin tener que recurrir tanto a los insectos. En concreto, el estudio encontró que en zonas no contaminadas reciben de los insectos casi el 60 por ciento de nutrientes, frente al 22 por ciento en zonas que sí lo estaban.
Tirando del hilo, descubrieron que las mismas actividades humanas que empeoran el calentamiento climático estaban facilitando la supervivencia de estas plantas, mutando su carácterística fundamental de carnívoras. En concreto, la quema de combustibles fósiles saturó la atmósfera de nitrógeno, y éste acabó en el suelo tras las lluvias. Sin embargo, se trata de un regalo envenenado, pues los científicos advierten que no están adaptadas a vivir en regiones con altas concentraciones de nitrógeno y de seguir así acabarán extinguiéndose sin remedio.