Malas noticias, de nuevo, para la capa de hielo del Ártico, que ha disminuido su espesor hasta un nivel cercano al considerado como su mínimo histórico. Esta circunstancia se explica por las altas temperaturas que se han sufrido en los últimos meses, según datos del Centro Meteorológico de Rusia (CMR). Se trata del tercer año más cálido en el Ártico desde 1936.
En la actualidad, el hielo ártico cubre una superficie de 6.860 millones de kilómetros cuadrados, cerca del mínimo registrado en 2007, según los datos que aparecen en la página del CMR. Además, los mares árticos rusos se encuentran por debajo de la media en lo que se refiere a su superficie helada. No hay excepciones: desde la parte más occidental de Rusia hasta la más nororiental, en el mar de Chukotka, ya casi en Alaska.
La superficie de hielo en la zona suroccidental del mar de Kara está un 56% por debajo de la media, mientras que, en el caso del mar de Chukotka, alcanza un porcentaje del 35%. Debido a esta situación, las condiciones para la navegación por las aguas árticas son consideradas muy buenas, una tendencia poco usual y que se mantendrá hasta septiembre, según las previsiones del CMR, que ha señalado que casi todas las rutas árticas están libres para la navegación de cualquier buque, sin la necesidad de que sean rompehielos.
La reducción de la capa de hielo que cubre el océano Glacial Ártico debido al calentamiento global ya permitió en 2010 que un petrolero ruso reabriera la ruta marítima ártica, alternativa al canal de Suez y que estaba cerrada al tráfico comercial. El transporte marítimo es el sector que más se beneficia de estas condiciones: un barco mercante procedente de Europa occidental puede realizar la ruta para llegar a Asia en la mitad de tiempo si lo hace a través de la ruta ártica en lugar de ir por el canal de Suez. Así, no sólo se ahorra tiempo, sino también combustible. No hay mal que por bien no venga.
Según las previsiones de los expertos, el deshielo continuará debido al ascenso de las temperaturas y, hacia el verano de 2040, este océano estará totalmente despejado y navegable. Los barcos rompehielos serán entonces una reliquia del pasado.
Los barcos pueden viajar todo el año entre Murmansk y la isla de Nueva Zembla, pero cuando se acaba el mar de Bárents y comienza el de Kara, el hielo impide la navegación durante buena parte del año.