Las organizaciones ecologistas no están nada contentas con los límites de emisiones de CO2 que quiere establecer la Comisión Europea de aquí a 2020 a los fabricantes de vehículos, incluidos turismos y furgonetas. Greenpeace, por ejemplo, califica de muy débil la propuesta de Bruselas y, como el resto de las organizaciones ecologistas, afirman sin dudarlo que tan tibias medidas «llevan la huella del lobby automovilístico».
Una huella que, además de encerrar bestiales intereses económicos, y no sólo en el sector automovilístico en sentido estricto, también conlleva una huella del carbono no menos enorme. Sólo hay que observar qué cifras se manejan, y que Greenpeace se conforma con limitar a 80 gramos de CO2 por kilómetro la emisión de los coches en 2020 y luego reducirlo hasta los 60 gramos para 2025.
A falta de que la propuesta del Ejecutivo comunitario necesitan el visto bueno del Consejo y del Parlamento Europeo para aprobarse, estamos hablando de cifras ya previstas por la legislación europea, por lo que todo hace pensar que no se satisfarán las demandas ecologistas ni de lejos. Actualmente, la propuesta comunitaria para los turismos es reducir 95 gramos en 2020 y después establecer un objetivo intermedio obligatorio de 130 gramos en 2015.
Aún así, Greenpeace no pierde la esperanza, y aún confía en que las negociaciones pendientes taponen en mayor medida los tubos de escape. Otro de los puntos que critican es que las medidas no se pronuncien más allá del 2015, y no sólo porque temen que decaigan los esfuerzos de la industria automovilística en innovación tecnológica, sino porque así Europa corre el riesgo de perder su liderazgo en la fabricación de los vehículos más eficientes.
Por su parte, las declaraciones de la Comisión Europea define los límites propuestos como «ambiciosos, pero alcanzables», mientras la industria del automóvil está que trina. Cumplir estos objetivos será «extremadamente desafiante», ya que estos son «los más duros del mundo», en palabras de su secretario general de la Asociación de Fabricantes de Automóviles Europeos afirmó que, Ivan Hodac.