Talas y cambio climático: el peligro para los bosques


Los bosques sufren las consecuencias de ciertas perturbaciones, especialmente, la tala de árboles, durante décadas, a veces, durante siglos. Pero, en la actualidad, otros efectos negativos consecuencia del cambio climático se añaden a la problemática. Así se desprende de un estudio que publica la revista PNAS.

En el trabajo, también se ha confirmado la dificultad que existe para diferenciar entre los sistemas forestales que han estado sometidos a perturbaciones durante mucho tiempo y los que sufren los efectos del cambio climático actual. Se confirma, en todo caso, el claro efecto del cambio climático sobre los ecosistemas forestales. Pero ello no explica todos los cambios que se observan.

Este tipo de ecosistemas tienen una inercia que les hacen responder lentamente a perturbaciones que ya han sufrido en el pasado, como la tala de árboles que se produjo, en muchos casos, a principios del siglo XX.

Para elaborar el estudio, los investigadores han analizado durante dos años los datos de los últimos cincuenta años referentes al clima, la deposición atmosférica y la exportación de nutrientes, así como los inventarios forestales de las cuencas experimentales de Hubbard Brook, en el nordeste de Estados Unidos.

Una de las variables analizadas fue el cambio en la eficiencia en la retención del nitrógeno inorgánico. El nitrógeno es un nutriente esencial para el conjunto de seres vivos de un sistema y, en especial, para el crecimiento de los bosques. Por tanto, influye en su capacidad de absorción de carbono.

La capacidad de los ecosistemas forestales para retener el carbono de más que hay en la atmósfera viene limitada por la disponibilidad de otros elementos esenciales, como el nitrógeno o fósforo. En la zonas estadounidenses, quizá las más estudiadas del mundo y de las que más información se dispone, han experimentado una importante disminución cercana al 90% en la exportación de nitrógeno en las últimas décadas.

El cambio climático puede explicar un 40% de esta disminución, que habitualmente se produce a través del agua de los ríos. El otro 50% podría ser resultado de los efectos a largo plazo de las talas masivas de árboles.

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