Una zapatilla de deporte, de las que se usan normalmente para correr, emite tanto carbono como una bombilla de 100 vatios encendida durante una semana, según un nuevo estudio realizado por un equipo del MIT (Massachusetts Institute of Technology). Los investigadores han resaltado que lo sorprendente es de donde proviene esa huella de carbono.
Más de dos tercios de las emisiones de carbono de una zapatilla para hacer deporte proviene del proceso de fabricación. En cambio, la adquisición o la extracción de materias primas supone un porcentaje mucho menor de emisiones. La institución científica de Estados Unidos tiene previsto realizar este desglose del origen de las emisiones de carbono en otros productos más complejos, como los dispositivos electrónicos.
En el caso de los componentes electrónicos, los científicos sí esperan que la extracción de materias primas suponga la mayoría de emisiones que genera el proceso de fabricación.
El equipo, dirigido por Randolph Kirchain, analizó las distintas etapas de elaboración de una zapatilla, desde la extracción de materiales hasta la fabricación y distribución. El equipo encontró que gran parte del impacto de carbono proviene de la energía que necesitan las fábricas. Cabe señalar que muchos fabricantes de calzado se encuentran en China, donde el carbón es la principal fuente de electricidad. En 2010, se compraron unos 25.000 millones de zapatillas en todo el mundo. La mayoría estaban fabricadas en China y otros países en vías de desarrollo. Es un sector con un gran impacto social y ambiental.
Unas zapatillas para correr se componen de 65 piezas que deben ensamblarse a través de más de 360 pasos de procesamiento. Estos procesos necesitan mucha energía.
Los resultados del grupo, según Kirchain, pueden ayudar a los diseñadores y las empresas de calzado cómo reducir la huella de carbono de sus productos ya desde el diseño. También puede ayudar a otras industrias a evaluar la huella de carbono de sus productos con mayor eficiencia y exactitud.
El ciclo de vida completo de un producto
Los investigadores dividieron el ciclo de vida de las zapatillas en cinco etapas principales: materiales, fabricación, uso, transporte y el final de su vida útil. Las tres últimas etapas contribuyen muy poco a la huella de carbono del producto. Por ejemplo, casi no se necesita energía para usarlos: sólo si se lavan de vez en cuando. En cambio, un componente electrónico necesita energía cada vez que se usa.
Normalmente, cuando se mide la huella de carbono de un producto, sólo se hace durante su proceso de producción. Pero habría que tener en cuenta toda su vida útil. El reciclaje de los productos, por ejemplo, en la mayoría de los casos necesita energía y, por tanto, genera emisiones de carbono.