Con la Cumbre mundial climática de Doha (COP18) a punto de clausurarse, la organización ecologista WWF ha emitido un comunicado exigiendo responsabilidades a los negociadores para llegar a un acuerdo que nos evite poco menos que el fin del mundo, al menos tal y como lo conocemos.
Tras dos semanas sin acuerdos sustanciales, la COP18 se clausurará hoy sin grandes avances, es decir, sin el necesario acuerdo que obligue a reducir las emisiones de gases de efecto invernadero a todas las naciones. Y, aunque lo cierto es que tampoco se esperaba llegar a él sino a partir del 2020, los indicadores climáticos no entienden de esperas, mucho menos si se pintan tan largas y tampoco se garantizan resultados.
Así, en un tono apocalíptico que recuerda al empleado en la ceremonia apertura de la cumbre, WWF alerta de la falta de acuerdo que ya pronosticaban los expertos. En su caso, además, critica con dureza la «excesiva distancia» entre apremiante realidad climática y compromisos políticos. En palabras de Mar Asunción, responsable del Programa de Cambio Climático de la ONG en España:
No vamos a aceptar excusas de los líderes al final de esta reunión. Ha habido varios informes científicos publicados en el último mes que nos dicen que no tenemos tiempo para pasar por alto el hecho de que el cambio climático está sucediendo y sucediendo más rápido de lo previsto. Los efectos repercutirán en todos nosotros, de diferente forma, pero de manera severa.
El impacto real de los resultados de Doha
El comunicado considera fundamental que la mitigación sea generalizada, tanto en todos los ámbitos como en los países desarrollados y no desarrollados. En este sentido, WWF hace un llamamiento in extremis a los 200 delegados para que se comprometan a duplicar la financiación, entregando al menos 60.000 millones de dólares en fondos públicos durante los últimos tres años, con vistas a alcanzar un mínimo de 100.000 millones de dólares anuales en 2020.
De no lograrse acuerdo alguno, WWF tiene claro que esa falta de resultados tendrá un impacto real en el clima, en nuestras comunidades, salud, seguridad alimentaria y recursos para las próximas generaciones. “Si Doha fracasa, los políticos reunidos allí habrán de rendir cuentas, sobre todo los de los países industrializados”, concluyen.