Las ballenas jorobadas no quieren abandonar la Antártida en invierno por el cambio climático


Las ballenas jorobadas parecen seguir el viejo consejo que recomienda no moverse al que esté bien. Y ellas lo están, vaya si lo están disfrutanto de unos veranos cada vez más largos en la Antártida por gentileza del cambio climático.

Cada año, las ballenas acostumbran a emigrar en época estival a aguas de la Antártida, donde pasan sus veranitos comiendo krill (camarones) a placer, un auténtico manjar que consituye la fuente de alimentación más importante de estos gigantes marinos. ¿Entonces, por qué marcharse? Si el calentamiento global está retrasando el invierno, no hay motivo para alejarse de las bahías antárticas en las que tan bien se encuentran.

En efecto, los científicos están descubriendo que las ballenas se resisten a abandonar la Antártida desde que el invierno se retrasa por el aumento de las temperaturas provocado por el cambio climático. Según un nuevo estudio publicado en la revista Endangered Species Research, los inviernos tardíos y más cálidos, es decir, con menos hielo, podrían estar afectando a los hábitos migratorios de las ballenas.

El recuento realizado de ballenas realizado a finales del otoño en el año 2009 concluyó con muchos más ejemplares de lo esperado, observándose las poblaciones más altas en las zonas cercanas a la Bahía Guillermina, en la Antártida, y las más bajas en zonas más abiertas.

Recordemos as ballenas jorobadas (Megaptera novaeangliae) en verano se alimentan generalmente en latitudes altas, pero cuando llega el invierno se desplazan hacia el ecuador con el fin de reproducirse en aguas más templadas.

Sin embargo, los resultados de la investigación revelan que las ballenas jorobadas ahora pasan mucho más tiempo en la Antártida antes de iniciar sus largas migraciones, y los científicos creen que el cambio climático es el responsable de alterar estos patrones de comportamiento.

La Antártida es un ecosistema que cambia con gran rapidez a consecuencia del calentamiento global, y por lo tanto estudiar el comportamiento de estas ballenas, concretamente en la península antártica occidental, también ayuda a entender los cambios que se producen.

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