Investigadores del Instituto Tecnológico y de Energías Renovables (ITER) de Tenerife han publicado los resultados de un estudio que han realizado estudiando las emisiones difusas de dióxido de carbono (CO2) y de sulfuro de hidrógeno (H2S), así como la energía térmica liberada por el sistema volcánico de Hengill, en Islandia.
El trabajo estima que la tasa de emisión difusa de CO2 a la atmósfera por el sistema volcánico-geotermal de Hengill es de 1.526 toneladas diarias, de las que un 29,7% provienen de la emisión difusa de CO2, esto es, unas 453 toneladas diarias, del sistema volcánico-geotermal en profundidad.
El análisis conjunto de estos datos con el ratio entre vapor de agua y el dióxido de carbono (H2O/CO2) de las fumarolas permitió estimar la descarga de vapor de agua asociada a la emisión difusa de CO2 del sistema volcánico-geotermal de Hengill: 40.154 toneladas diarias de vapor de agua (H2O).
Los resultados demuestran que la energía térmica asociada al proceso de desgasificación difusa en el sistema volcánico-geotermal de Hengill es el equivalente a un flujo de calor del orden de los 1.237 megavatios térmicos. En otras palabras, es una tasa de energía superior a las asociadas a la actividad sísmica o a la deformación del terreno durante las erupciones volcánicas.
Se ha encontrado, así mismo, una estrecha correlación espacial entre las zonas del sistema volcánico-geotermal de Hengill que presentaban anomalías de emisión difusa de CO2 y las zonas donde tienen lugar las manifestaciones geotermales más obvias a nivel superficial, principalmente a lo largo del flanco noreste del sistema volcánico-geotermal y cerca de la central geotermoeléctrica de Nesjavellir.
En 2010, la planta de Nesjavellir liberó a la atmósfera unas 30.727 toneladas de CO2 y 13.340 toneladas de H2S, mientras que otra planta, la de Hellisheidi, liberó unas 42.688 toneladas de CO2 y 9.384 toneladas de H2S.
Por el contrario, la emisión difusa diaria natural de CO2 de origen profundo por el sistema volcánico-geotermal de Hengill a la atmósfera es del orden de las 453 toneladas diarias, lo que equivale a una emisión anual de 165.345 toneladas de CO2.
El estudio se ha realizado en colaboración con investigadores del Servicio Geológico Islandés (ISOR), la empresa eléctrica Islandesa Reykjavik Energy, la Universidad de Islandia y la Universidad de Tokio (Japón). El trabajo científico ha sido publicado por la revista científica Bulletin of Volcanology.